santa maría, madre de dios

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Otra vez estaba Leo escuchando a las voces de su cabeza

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Otra vez estaba Leo escuchando a las voces de su cabeza.

Ya había pasado un mes desde la última vez que llevó a Gloria a la hacienda, tampoco la había visitado. Ninguno lo iba a admitir, pero les gustaba verse. Aunque Leo ya no podía más.

No podía seguir agarrándole cariño a Gloria, eso estaba mal, debía verla como a las demás personas, como lo que es, una persona de su pertenencia, pero no de esas como la que había sido últimamente, sino con su alma embotellada por toda la eternidad. Hasta se le había olvidado que necesitaba un hijo de ella, y eso era lo único para lo que Gloria le podía servir. No más.

Pero las cosas estaban saliendo todo lo contrario a lo que él había planeado. Y ahora sonreía inconscientemente al recordar el rostro de Gloría, su voz, su cuerpo, todo.

Y eso ya no podía seguir, no podía salirse de su papel por una simple chiquilla.

Así que la fue visitar esa noche. Pero ahora sí a cumplirle su propósito.

Tocó la ventana y ella salió a ver de quién se trataba. Y de cierto modo, se alegraba de que fuera él.

─Buenas noches. ─se quitó su sombrero e hizo una reverencia. ─¿Cómo está, damita?

─Tú siempre tan coqueto. ─rió. ─Pero pásale, no te quedes ahí.

Él se apareció en su cuarto y se sentó en la cama, mientras Gloria le iba a poner seguro a la puerta.

─Ya habías tardado en venir a verme.

─Gloria... Es que, ─suspiró. ─tenemos que hablar de algunas cosas. Unos pendientes.

─¿Que pasa? ─se sentó a su lado, evidentemente preocupada.

─Me debes algo, Gloria... No hay que hacernos tontos.

─Yo... Lo sé.

─Tienes que darme un hijo... Después, ─de verdad le dolía decírselo. ─vendré por tu alma. El trato es así.

─¿Hasta cuándo vendrás por mi alma?

─Hasta que mueras.

ella tragó de su saliva. ─¿y por... El hijo ese que dices?

─Creo que justo por eso venía.

─Oye pero, ¿Que le voy a decir a mis padres? ¿que van a decir de ver a su hija embarazada?

─Pues... Ahí sí ya no sé.

─¿Cómo que no sabes? ─alzó su voz. ─Eres tú quien está interesado en tener un hijo, no yo.

─Entonces te vas a venir conmigo.

─¡¿Que?! ─habló fuerte, pero después bajó su voz porque sabía que podrían escucharla. ─¿A dónde?

SECRETO DE AMOR, leo san juan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora