Capítulo 11: Un casi algo que nos vuelve locos

389 29 1
                                    

Deslizó la silla hasta quedarme en medio de mi cuarto mirando al techo sin saber que hacer, ya estamos en la mitad del año y aún mi cuerpo me traiciona con él ¿Cómo hago para dejar de desear a Caleb?

Cierro mis ojos y con la punta de mis pies me giro dando vueltas sin saber que hacer, dejo que mi mente vuele un poco, que se vaya a lo más lejos y pecaminosamente.

Mi imaginación va hasta él, hasta ese hombre de ojos celestes, cabello negro, una sonrisa perfecta, ese semejante hombre es mi delito más grande.

Sus largos dedos bailan en mi cintura, me aprieta a él robándome un gemido, abro mis piernas un poco, deslizó mi mano mordiendo mis labios, me imagino su boca en mi cuello lamiendo y mordiendo con pasión, sus besos robándome el aliento y su lengua haciendo estragos en mi boca, demostrándome lo maravillosamente que se sentirá cuando invada mi sexo con ella, libero un gemido pequeño cuando toco mis pliegues, masajeo mi clítoris.

—Mmm .—Juego con mi clítoris, paseo mis dedos por todo mi sexo hasta introducir un dedo, lo curvo un poco, pero no me es suficiente, no desde que ví esos largos dedos, introduzco otro sintiendo solo un poco de alivio, meto y saco, curvando mis dedos, mi sexo los succiona, pero mi cuerpo pide a gritos otros dedos, más largos, porque dos de los míos no son suficientes, masajeo con un poco de violencia mi clítoris mandando miiles de descargas por todo mi cuerpo pecaminoso.

Libero un sollozó sintiendo el paraíso cuando sus labios tocan los míos, nuestras lenguas juegan entre sí, llevo mi mano a uno de mis senos aprieto y jalo la aréola, pellizco derritiéndome cuando sus labios bajan por mi cuello, besan y muerden mis senos por encima de mi camisa, sus manos culposas bajan hasta abrirme más las piernas se arrodilla ante mí, su mirada celeste choca con la mía, me sonríe mi camisa vuela, su lengua juega con mi seno, muerde la aréola y chilló con fuerza mi cuerpo se estremece. Sus manos aprietan con fuerza cuando bajan a mi cintura, sus labios bajan por mi estómago, mordiendo todo a su paso.

Cierro mis ojos acelerando mis movimientos, me sonríe con su rostro en medio de mis piernas, arrastra mi braga a un lado, sin despegar sus ojos de los míos, lleva su lengua a mi clítoris.

—Si .—Suspiro llena de satisfacción, su lengua me penetra con delicadeza y fuerza robándome un poderoso gemido, sus manos en mi cintura apretando con fuerza, su lengua su respiración me lleva al éxtasis que mi cuerpo tanto necesitaba —¡Mmm!—Grito cuando mi orgasmo llega, mi cuerpo cae como peso muerto en la silla, jadeo y poco a poco abro mis ojos, cuando mis ojos dan con la puerta me alarmó al ver una sombra allí, parpadeo varias veces enfocando mi vista observando que no hay nadie allí.

Con mis piernas temblorosas camino hasta el marco de la puerta mirando hacia ambos lados encontrando que estoy completamente sola.

Mis pies dan con algo, bajó la vista recostando mi cuerpo en el marco, con cuidado me agacho hasta tomar entre mis manos la billetera de mi demonio convertido en hombre.

Me adentro en la habitación sintiendo culpa al verme tocado con la puerta abierta, al tocarme pensando en él, pero nada puedo hacer con mi mente que le gusta imaginarse a él, ni en mis sueños estoy tranquila, él llega para atormentarme con sus poderosos ojos, con esa sonrisa, con su cuerpo, su voz, su tacto.

Porque no solo sueño con el tocándome, sueño con él a mi lado, mimandome de forma que un hombre mima a su mujer, besando mis labios con amor.

Definitivamente me he vuelto loca.

Tal vez si necesito un poco de terapia.

Llevo mi silla hacia mi mesa cerrando mis libros al ya tener todo terminado, camino con pesadez hasta mi cuarto de baño, con el remordimiento carcomiendo mi mente y corazón, unas intensas ganas de llorar me azotan con fuerza.

Deseos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora