Capítulo 12: Caímos en pecado.

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En la oscuridad susurró su nombre, deseo probar sus labios, este pecado que cargo en mi ser, mi alma no lo para de querer, me pide a gritos tenerlo otra vez

El sabor de sus labios de mi mente no se va, mi cuerpo clama el suyo. Es mi droga, la medicina que necesito para que mi sed disminuya para que esté pecado caiga, porque él exige su esencia.

Miró con desinterés la clase del profesor Malcom, solo lo observo mover sus labios, su voz la escucho lejana ¿Por qué no desear alguien como él? Alguien a quien si puedo tener pese a todo lo que nos separa, pero no, debí desear a alguien que tiene mi propia sangre, desvío la mirada y observó a Lania, ella mantiene sus mejillas sonrojadas cada vez que él profesor la mira o le pregunta algo.

Bianca a mi lado solo maldice entre dientes ¿Que estará maldición? No lo se, dejo caer mi cabeza en mi mano, cierro mis ojos con mucho sueño, no he dormido bien estos días, después de aquél casi beso nos hemos comportado como dos extraños, nos evitamos la mayoría del tiempo, y él toda esta semana no ha llegado temprano a casa.

Me siento frustrada, no se que hacer, quiero ir a buscarlo, hablar con él, no me gusta estar así y menos con Caleb, él es mi única familia de sangre que me queda. Mis abuelos maternos murieron antes de yo nacer, mis abuelos paternos, nunca conocí al abuelo, él dejo a mi abuela poco después de mi padre nacer, se fue con otra y nunca más volvió, mi abuela sacó adelante a mi padre sola, luego de un par de años conoció a otro señor que la amo y amo a mi padre como si fuera su propio hijo, aunque no era mi abuelo paterno fue mi abuelo, pero trágicamente ambos murieron en un accidente un año después de la muerte de mis padres.

Mamá no tuvo más hermanos y mi padre no sabe realmente si ese señor tuvo más hijos.

—¿Oye? —Bostezo y miró a Bia que me mira con los ojos entrecerrados.

—Dime —Bostezo y apuntó lo que sea que el profesor anota en la pizarra.

—¿Te encuentras bien? —

—Mejor de lo que parezco .—Intentó darle una sonrisa, pero sale más como una mueca.

—No lo estás ¿Qué sucede? —

—Es una larga historia, solo te diré que casi Caleb y yo cometemos una locura .—Susurró solo para ella.

—¿Qué? —Abre los ojos mordiendo sus labios.

—Si .—Muerdo mi labio asintiendo, le narró lo que ocurrió, omitiendo la parte donde me toque pensando en él, mientras que la cosa se va poniendo más interesante, Bia abre y cierra sus ojos.

—¡Ay! ¡Por la puta madre de los cerezos!—Se ríe estruendosamente interrumpiendo la clase, él profesor Malcom la mira con los brazos cruzados, yo solo la miro y bajo mi rostro intentando contener la sonrisa que amenaza con salir.

—¿Qué es tan gracioso señorita Denigues para decir semejante grosería e interrumpir mi clase? .—Él profesor eleva su ceja perfectamente, muerdo mis labios, para evitar reírme, pero todo se va a la ruina cuando Lania habla bajito.

—¿Warum muss er si wütend aussehen? Er solté als griechischer gott eingestuft Werden, und das umso mejor, wenn er so wütend Word.—Abro los ojos mirándola, suelto mi rusa ganandome la mirada del profesor, Lania me ve con sus ojos negros bien abiertos.

—Lo siento profesor, solo escuché algo que no debía escuchar .—Me disculpó colocando mi rostro serio, este asiente hacia mí.

&¿Señorita Denigues estoy esperando?&

-Lo siento profesor .-Bianca se disculpa tomando una respiración profunda, él profesor suspira dándose la vuelta provocando el suspiro de mi compañera del lado izquierdo, la miro y su rostro se encuentra rojo, achicó mis ojos al verle un chupón en su cuello, miró al profesor que por unos segundos le da una mirada a la chica a mi lado.

Deseos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora