Capítulo 20: Obsesión.

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Lo observó con los brazos cruzados, mientras que él solo me dirige una mirada para luego bufar.

—¿Cómo sabías lo de las carreras? ¿Por qué acostaste tanto por mí? Estoy segura que sabías lo que hacías, estoy seguro que tú sabías que pasaría si apostabas tanto por mí, además ¿Quien eres allí? —

—Siempre lo supe Aurora, tu no das un paso sin yo saber —

—Eso da escalofríos.—Hago una mueca—Solo falta que sepas cuántas veces voy al baño .—Esa sonrisa que me da no me gusta.

—En la casa vas cinco veces al baño depende de cuánta agua bebas y el universidad solo vas una sola vez, evitas por completo ir al baño allá —

—Eres un .—No encuentro las palabras correctas para describirlo.

—Aposté por ti, porque sabía que ganarías, además no es la primera vez que estás en peligro .—Se mueve por la sala hasta llegar frente a mí.

Levantó la vista observandolo con fastidio.

—Eres de lo peor .—Espeto molesta.

Caleb se acerca, pasando su lengua por mi cuello mordiendo ligeramente mi cuello, tragó saliva sintiendo sus dientes y lengua.

Maldición.

Mi cuerpo poco a poco se prende y más al él pasar sus manos por mi cuerpo hasta llegar a mi trasero donde los aprieta.

Llevo mis manos hacia su camisa donde la aprieto, jadeo cuando me nalguea.

—Exquisita, sublime .—Susurra mordiendo mi lóbulo.

Jadeo sintiendo la falta de oxígeno.

Las llamas del pecado nos envuelven con furor, sus manos pasan gentilmente por mis piernas expuestas, quemando todo a su paso, dejando una huella en ellas hasta la eternidad.

El pecado tiene sabor, el pecado tiene nombre, el pecado es él.

Se abre campo en mi vagina, pasando su dedo por ella, abriendo los labios vaginales, presiona mi clítoris sin dejar de chupar el lóbulo de mi oreja.

Mi cuerpo hasta caliente, caliente de pecado, caliente de deseo, lo quiero a él hundido en mí, robándome el aire, consumiendo nuestras almas, invitándome a las llamas de su lascivia, del fuego abrasador de sus ojos.

—Alla soy .—Sin darme tiempo entierra su enorme e exquisito dedo en mi interior, mi jadeo se escucha por la sala, me sostengo de él mientras lo arquea tocando exacto el punto que hace que ruede mis ojos —Demon.—Susurra en francés.

Deja de mover su dedo en mi interior, gimo en protesta.

Me carga en sus brazos mientras me besa.

Tormenta, su beso sabe a tormenta.

A pecado.

A delirio.

A lujuria.

Sabe a llamas de deseo que jamás me dejarán, a tentación.

Está es nuestra tentación, nuestro deseo más placentero, más culposo.

Me entrego a él a sus besos, me aprieta más robándome el aire.

Me tira a la cama se arrodilla metiéndose entre mis piernas, besando el interior de mi muslo, muerde chupando, lleva sus manos a mi braga.

—Caleb .—Abro mi boca buscando aire cuando las arranca, mi piel arde.

Sopla mi vagina mientras pasa su lengua por mis pliegues, lleva sus labios a mi clítoris donde le da una mordida ligera.

—Mierda .—Abro mis ojos sintiendo mi cuerpo en llamas.

Deseos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora