Capítulo 22: Varela y Rem.

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Caleb Garnol.

Me muevo acomodando mi evidente erección, de solo pensar en ella estoy duro, de solo pensar en su cuerpo junto al mío, en su olor a flores frescas en un día de primavera, en su gemidos como sirenas, en su piel junto a la mía. En su elixir, en su rostro, ese rostro tan sublime que coloca cuando alcanza la cúspide del éxtasis, en su sabor dulce lleno de afrodisíaco.

Alejo los papeles, es imposible ahora no logro pensar en otra cosa que no sea ella. No después de no poder poseerla hasta el cansancio, hasta que su cuerpo cayera desplomado encima del mío.

No logré hacerlo, Dalia se quedó con nosotros, en una habitación aparte, lejos de la mía, no deseaba que mi pequeña chica estuviera llena de celos, aunque sus celos fueron vano, él corazón de esa americana ya fue conquistado. La quería lo más lejos posible, no deseaba tampoco que nos escuchará, pero todo fue en vano, no logré tenerla entre mis brazos, no logré despertarme con su cabello negro esparcido en la cama, con sj cuerpo pegado al mío.

Sin embargo los celos de Aurora, su pregunta, todo me dejó en claro, ella y yo debemos hablar, debemos aclarar todo, también esos temas que ambos evitamos a toda costa, ambos tenemos que ponerle fin a nuestras preguntas. Por eso estoy decidido, debemos hablar, me convencí ayer luego de llegar de nuestra espontánea salida. Pensar que mi ange démon tenía grabado en su mente que no éramos exclusivos me hizo saber demasiadas cosas, por eso debemos hablar.

Sin miedo, sin ataduras, sentarnos y platicar como lo solíamos hacer antes, pero ahora no como dos hermanos, ahora como un hombre y una mujer, como dos amantes deseosos de probar sus mieles.

Yo mismo me encuentro en contradicción ¿Seré capaz de dejar ir a Aurora algún día? ¿Seré capaz de que otro hombre la posea? ¿Lo seré ahora que la he probado? No, pero si ella se entera de mis verdaderos pensamientos me querrá lejos.

No sé qué hacer, muchas ideas surgen en mi mente, quiero tenerla para mí, solo para mí ¿Pero cómo consigo eso? ¿Ella me vería mal por quererla solo para mí? ¿Que tengo que hacer para que ella no se aleje de mí? Además me atormenta la verdad que me fue descubierta.

Sin embargo la quiero solo para mí, esa verdad me atormenta, pero no me detiene de querer a mi ange démon. La deseo, es mi obsesión.

Si ella se entera que no dejaré que nadie más la posea, que no permitiré que nadie más la tenga, que no voy a dejar que ningún hombre se acerque, se que me dejará, se alejará de mí como debería hacerlo ahora, debería alejarse, pero soy egoísta, y yo jamás lo permitiré. No dejaré que nadie más la tenga, si para eso tengo que hacer que el mundo arda, lo haré, nadie la tendrá, si ella me odia en el proceso no me importa, si solo así la tengo solo para mí. Aurora no tiene idea de la obsesión que tengo por ella, no se percata del hombre que dejó entrar. Porque ahora que la he probado, no la dejaré ir.

Ella es mía.

Aurora Garnol es mía.

El mundo va a arder si ella se aleja, si me la arrebatan. Nadie me va a quitar la única luz que me queda en mi vida, lo único bueno que tengo, mi única familia.

¿Qué es este sentimiento feroz que surge dentro de mí? ¿Qué es esto que hace latir de prisa mi corazón? ¿Acaso? Si debe ser eso, debo dar el siguiente paso, no me importa cómo nos vean, como nos va a ver el mundo. Ya inventaremos algo, por ahora solo me concéntrate en mi ange démon, es esa mujer de cabellos negros y ojos verdes, con su piel terza y pulcra.

—¿Señor Garnol? —Levantó la vista observando a María —¿Se encuentra bien? —

—En perfecto estado ¿Qué ocurre? —Bajo la vista nuevamente a los papeles.

Deseos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora