Capítulo 7: ¿Que debo hacer?

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No sé qué más hacer para dejar de sentir este deseo prohibido.

¿Alejarme? No eso no, no podría estar lejos de mi salvavidas.

Solo quisiera poder tenerlo por lo menos una vez, para que así este deseo me deje.

—No, eso no —

—¿Hablando sola otra vez? —Pego un brinco en mi sitio.

—No tienes otra cosa mejor que hacer que joderme la vida, Antonio .—Sigo mi camino, solo quiero salir de la universidad.

—Pues no, joderte la vida para mí es lo mejor, claro hasta que decidas regresar conmigo .—Se coloca enfrente de mí impidiendo el paso.

—¿Regresar contigo? —Me cruzo de brazos negando —Ni muerta vuelvo contigo, querido—

Me alejo lo más que puedo de él, pero el olor extravagante de su colonia me hace saber que está detrás de mí.

Su olor no es comparado al de Caleb, es un olor tan refrescante y adictivo.

—Aurora .—Esa voz.

Levantó la vista del pavimento y miro al frente donde el causante de mis delirios y más oscuros pecados está recostado a su Mustang negro.

—Caleb .—Sonrió y descaradamente lo escaneo —Por las chanclas de Moisés—Murmuró.

Pantalón negro y camisa negra con los primeros tres botones abiertos, su rolex y esa cadena de oro blanco que resalta en su piel blanca.

Mi pecado andante se acerca a mi envolviendome en sus brazos, cierro mis ojos disfrutando de su olor a madera. Mi cabeza está por completo en su pecho y al escuchar su corazón mi cuerpo se relaja.

—Hola .—Murmura al separarse y sus ojos celestes me hipnotizan, brillan con tanta intensidad que me dejan sin habla.

—Mmm .-—Murmuró, bajando la vista por todo su rostro, su mandíbula marcada, su nariz perfilada, esas pestañas negras largas, su cabello rebelde que revolotea debido al viento, y sus labios rojos.

Joder, tallado por el mismo Dios.

—Aurora .—Hago una mueca cuando la voz de Antonio me saca de mi mente.

—Antonio .—La voz de Caleb se vuelve más ronca, me mueve detrás de él.

Su espalda ancha me tapa la vista, mis manos pican por pasarlas por allí.

—Caleb, puedes moverte quiero hablar con tu hermana —

Pero yo no quiero hablar contigo, déjame quieta dónde estoy.

Esto no es de todos los días.

Mis manos danzan detrás de la espalda de Caleb, mi boca se hace agua cuando esta se tensa.

Joder y más joder.

Mi pecado viene en forma de un hombre de ojos azules celeste...

—Te deje muy en claro que te quiero lejos de mi hermana .—Bom, esa palabra me saca de toda imaginación, siento un frío recorrerme el cuerpo.

Maldición.

—Caleb, te puedes hacer a un lado.—Lo muevo con mi dedo y de mala gana me hace caso—Antonio, creo que te deje bien claro que no quiero saber nada de ti, no vamos a regresar, te permito rondar en mi vida solo por una razón .—Me acerco a él lo suficiente para que solo él me pueda escucha—Para poder desquitar mi apetito sexual contigo ya que eras bueno en eso, pero ahora, no te necesito más, así ahora solo somos “amigos”—Dejo un beso en su mejilla —Así que piérdete de mi vista —

Deseos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora