La nueva amenaza (3)

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Este episodio contiene representaciones de violencia que podrían herir la sensibilidad de algunos lectores.

     La frustración y la ira impulsan a Wallace a atacar a su contrincante como una fiera hambrienta. Uno tras otro, sus golpes de espada son detenidos por la lanza de su oponente, sin causar el más mínimo daño. En medio de estos incesantes ataques, la contraparte de Shugo ejecuta su movimiento.

     Algunas gotas de sangre salpican las vías férreas. Vincent ha cometido un error, pero por suerte, su compañero ha sido más astuto que él.

     Shugo sonríe al ver cómo su adversario se precipita hacia la muerte, olvidando que él puede convocar a su diploide a voluntad. Sin embargo, a pesar de que su presa no tiene tiempo para detener o esquivar el ataque, este no logra su cometido debido a que la espada de Izagi se interpone, creando una apertura para que Wallace pueda contraatacar.

     El túnel tiembla bajo el estruendo de una nueva explosión, lanzando escombros en todas direcciones. La ira del monstruo ha despertado y Shugo, con sus ojos inyectados en furia, proclama en voz alta:

     —¡Los destruiré! Serán testigos del poder de mi lanza —Vocifera el guardián del Niflheim, mientras intenta cubrir la sangre que brota de su brazo, el cual ha sido perforado por Vincent, pero que se cura apenas su diploide se incorpora en él.

     Vincent e Izagi se preparan para lo peor, sus mentes enfocadas en la inminente contienda que se avecina. El silencio envuelve el lugar, creando una atmósfera tensa y expectante, mientras los cuatro combatientes toman posiciones con determinación, dispuestos a librar una batalla épica. Son conscientes de que la lucha será ardua y que, de alcanzar la victoria, esta estará manchada con la sangre de su adversario.

     La pacífica atmósfera del lugar se ve violentamente interrumpida por un rápido ataque de Shugo, cuya espada es detenida por la del adversario, produciendo una brusca ráfaga de aire que se extiende a través de los rieles. El joven se da cuenta de que su oponente se encuentra más sereno ahora.

     Vincent sabe que, si no recupera la bomba, su esfuerzo será en vano y no logrará impedir los planes de Thomas. Sin embargo, tomar la delantera no es tarea fácil, ya que detener la lanza de Shugo no basta: también debe enfrentar a su contraparte, quien surge repentinamente para perforar su abdomen y fracturar varias de sus costillas, dejándolo gravemente herido.

     Izagi ha permitido que su enemigo escape y ahora su aliado paga el precio. Por lo tanto, sin perder tiempo, regresa con su socio. Shugo ya había previsto que, al herir a Wallace, su contraparte acudiría en su ayuda, asegurando así su victoria. Al ver cómo su oponente se recupera de las heridas, Shugo ejecuta su golpe final.

     Vincent siente cómo sus fuerzas regresan gracias a la ayuda de Izagi, lo que le permite esquivar el ataque mortal de Shugo. El monstruo ha fallado, pero donde este había errado, su diploide acertaría. Así que, cuando éste aparece ante su enemigo, le sonríe triunfante. La victoria es suya.

     La leve penumbra que había cubierto el lugar es disipada por las chispas que estallan con el choque de las armas entre la contraparte de Shugo e Izagi, quien en último momento aparece para defender a su original, ahora ambos luchan con ferocidad y una velocidad vertiginosa, apareciendo y desapareciendo en distintos puntos de las vías férreas. Aprovechando sus habilidades de teletransportación y regeneración de heridas, los diploides combaten sin descanso, convirtiendo sus cuerpos en armas letales.

     Vincent, impresionado por la habilidad de Izagi para aprender esta nueva técnica con solo verla unas pocas veces. Sin perder tiempo el joven también entra en la batalla, ahora que su contrincante no asimila lo que ocurre, es por esto que toma su Katana con ambas manos y apunta a su enemigo, pero cuando intenta atacar, sus piernas no le responden.

Diploide (Volumen 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora