Este episodio contiene representaciones de violencia que podrían herir la sensibilidad de algunos lectores.
La blancura impoluta de la habitación, junto con el penetrante aroma de desinfectante, invade cada rincón. Tijeras, gasas, vendajes, pinzas y otros instrumentos quirúrgicos yacen esparcidos sobre una bandeja, aguardando al pequeño niño que se sienta con recelo en una mesa de operaciones fría como el hielo, protegiendo sus delgados brazos, envueltos en vendajes que se asemejan a los de una momia del antiguo Egipto.
—Klaus, ¿está el Proyecto Zero preparado? —inquiere una voz que hace que el niño haga un ovillo, ocultando su cabeza entre las rodillas para huir de su pesadilla.
—Un momento, señor —responde el científico un hombre alto con una larga bata blanca, unas gafas de marco negro, cabello blanco y corto y una incipiente barba que muestra los días que el hombre ha estado trabajando en el laboratorio sin poder ir a su casa.
Los pasos se acercan a la mesa, el pequeño sin levantar la vista. Siente cómo alguien gentilmente posa una mano sobre su cabeza, desenredando los vendajes que rodean sus brazos.
—Tranquilo, Viktor, esto terminará pronto
—Klaus, odio las agujas —se queja Viktor.
—Es por tu bien —dice el hombre en tono paternal—.
—¿Qué les sucedió a los demás? —pregunta tímidamente el niño.
—Lamentablemente, fallecieron —responde Klaus.
Banks despierta empapado en sudor. Todo ha sido una pesadilla, pero ha sido tan real que, por un momento, creyó que había regresado a los días de su infancia, cuando se encontraba indefenso y atrapado en el laboratorio que ahora es su base de operaciones, siendo objeto de los más terribles experimentos, todo por una causa que no entendía.
Contempla las cicatrices que surcan sus antebrazos, vestigios de los cortes que ha sufrido en el pasado, pero que han sido el catalizador para comprender su rol en el nuevo mundo que ha forjado. Renaciendo como un Dios, un ser supremo cuyo nombre será grabado en los anales de la eternidad. Sin embargo, antes de llegar a ese estatus, debe crear una leyenda propia, una que ya ha empezado a esculpir. No importa cuántas vidas se pierdan en la búsqueda de su sueño, pues considera que ese sacrificio es mínimo en comparación con el dolor que ha soportado en su lucha por cambiar un mundo decadente, cuyas metas son superficiales y egoístas. Ahora, su próximo objetivo es gobernar el mundo y los diploides serán el medio que lo conducirá a la omnipotencia.
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Horas después
Vincent contempla con desconcierto lo que está sucediendo a su alrededor. Los diploides han movido la primera pieza, desencadenando una guerra de una escala igual o superior a la Octava Revolución, todo gracias a la avaricia de Viktor, quien se mueve entre ambos bandos, observando todo desde su trono de mentiras y odio.
—¿Acaso los ideales de Banks merecen toda esta muerte y destrucción? —pregunta Vincent con su voz llena de conmoción, mientras apaga el motor de su motocicleta y desenvaina su espada. Pero nadie responde, todos observan a su adversario con frialdad, algunos con rostro de sorpresa al ver que tuvo éxito al enfrentarse a Shugo e intervenir en su plan.
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Diploide (Volumen 1)
Teen FictionLa octava revolución ha creado un nuevo sistema económico, político y social. Pero la guerra civil que se produjo a raíz de ella ha engendrado una nueva especie que ahora amenaza a la humanidad, acercándole a su extinción. Sin embargo, la raza human...