Diploide (Volumen 1)

La leyenda (3)

Este episodio contiene representaciones de violencia que podrían herir la sensibilidad de algunos lectores.

     Vincent abre los ojos con dificultad y se siente abrumado por la luz del día que entra por la ventana. El calor sofocante lo envuelve y lo hace sentir agobiado. Después de beber un vaso de agua en la cocina, nota dos maletas preparadas para un viaje.

     —¿Me puedes explicar que significa esto?

     —La guerra ha comenzado —responde Izagi, arrastrando otro par de maletas hacia la sala.

     Vincent se siente aturdido y desorientado.

     —¿Cómo es posible? —pregunta, tratando de comprender la situación.

     —Has estado dormido durante dos días —explica Izagi—. Banks ha ganado el apoyo popular y ha creado el ejército humano más grande de la historia. Los soldados de UNO están revisando casas y enlistando a todos los jóvenes mayores de 14 años.

     Su contraparte le entrega una tableta a su aliado. Es cierto, la guerra había comenzado. Wallace lo lee en los titulares de los portales en línea, los cuales no solo muestran la magnitud de la fuerza militar que Viktor controla, sino también los horrores que se gestan en su nombre. Uno de ellos es la captura de las familias que se niegan a enlistarse, tachados de traidores o incluso peor diploides, provocando así su muerte, generando un caos sin sentido que lleva a la humanidad a un estado primitivo, donde seres racionales se guían por sus instintos en un momento de crisis, todo creado por un ser poseído por la locura y la ira como lo es Viktor Banks.

     —¿Y a dónde vamos? —pregunta el joven—. Debemos perseguirlo y acabar con él de una vez por todas.

     Izagi lo mira con preocupación.

     —¿Acaso crees que somos lo suficientemente fuertes como para vencer a los hombres más leales de Viktor? olvidas que apenas logramos sobrevivir en aquel helipuerto, y solo gracias a la piedad de ese maníaco de Thomas, cuyos motivos aún desconocemos. Comprendo tu deseo de enfrentar a ese infame tirano, pero hacerlo en estos momentos sería un suicidio. Nuestra única opción es dirigirnos hacia las montañas y regresar a lo básico.

     —¿Insinúas que debemos volver a donde él? —pregunta Vincent, incrédulo.

     —Sí —responde Izagi—. Es la única forma de volvernos más fuertes. Después de todo, fue él quien nos adoptó y nos enseñó a controlar esta maldición.

     Ambos jóvenes saben que no hay tiempo. Deben partir lo antes posible para evitar ser atrapados por las fuerzas de Viktor.

     Aun así, Wallace se siente atemorizado por la idea de volver al lugar donde todo empezó. En silencio, Izagi termina de hacer las maletas para luego regresar al interior de su diploide.

     Ahora solo, Vincent observa cómo su vida sigue siendo solitaria, y comprende que su campaña por vengar la muerte de Katherine no logrará devolvérsela. Al final, terminará solo y, a pesar de tener otra entidad en su interior, su soledad solo parece expandirse. Devastado al ver el pozo aislamiento en el que se encuentra, cae de rodillas y comienza a llorar.

     Gruesas lágrimas recorren sus mejillas, llevando consigo el dolor del joven, sumiéndolo en la desesperación y el colapso emocional, pero en medio de su desconsuelo, el recuerdo de las palabras de Thomas llega a Wallace:

     «Los esperaré con ansias y espero que, en medio de su lucha, la encuentren».

     De pronto, Vincent comprende que esta es su segunda oportunidad de encontrar la Betelgeuse, tal como el enigmático hombre sugiere al hablar de "encontrarla". Con esta nueva meta, el joven se da cuenta de que ha llegado el momento de dejar atrás su dolor y tristeza, y embarcarse en la búsqueda de su venganza.