Unidos por un mismo corazón (8)

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     Las horas transcurren con rapidez y, cuando Vincent se percata, el timbre que anuncia el fin de la jornada laboral suena en sus oídos. Apaga su computadora y recoge sus pertenencias, corriendo velozmente hacia su apartamento mientras se abre paso entre los trabajadores para subir al tren que lo llevará a casa. Los últimos rayos del atardecer tiñen el firmamento con tonalidades naranjas, que también se reflejan en los árboles del bosque, despojándolos de su color verde como si estuvieran en llamas. Mientras el joven los ve alejarse en el horizonte, el recuerdo de Katherine se hace cada vez más cercano y anhela el momento de verla de nuevo para dejar atrás sus dudas y juntos encontrar respuestas.

     Al llegar a su apartamento, casi corriendo, saluda al guardia de la recepción y sube de inmediato a su piso. Allí, se dirige hacia su closet y comienza a elegir cuidadosamente la ropa que usará esa noche.

     —Te ves muy emocionado hoy —dice Izagi, saliendo de la cocina con un vaso de leche en la mano—. Aunque deberías llevar eso.

     Vincent sigue la mirada de su contraparte y se encuentra con la pequeña Katana colgando de la pared.

     —Mira, Izagi, ya no seguiré tus estúpidos juegos. Ahora soy yo quien forja su propio destino y no necesito de tu paranoia para seguir viviendo esta doble vida.

     —Está bien —responde su contraparte, levantando las manos en señal de rendición—. Pero, ¿Qué hay de Thomas?

     —¿Qué pasa con él?

     —Incluso yo siento algo extraño en este, y no me digas que tú no. Este sujeto es realmente peligroso.

     —Es cierto. Pero solo por hoy llevaré eso, olvídate de volverme a ordenar o si quiera tratar de controlar mi vida, ya que eso cambia a partir de hoy.

     —Como desees. —son las palabras de su compañero. Quien luego desaparece.

     Al quedar solo Wallace piensa en las palabras de su aliado, sabe que tiene razón. Ya que él también tuvo una extraña sensación, aunque no le prestó atención, pero ahora todo cambia al Izagi expresar esta misma inquietud.

     ¿Sería posible que Thomas fuese un diploide? Y lo más importante ¿Que querrá de el?

     Luego de ducharse, Wallace se prepara para salir. Son las ocho de la noche y, a diferencia de las calles que están envueltas en la oscuridad, la enorme torre a la que ha llegado se alza como una aguja plateada que brilla en medio de las tinieblas. A diferencia de otras construcciones, no está rodeada de cercas ni de decenas de guardias protegiéndola, pero cuenta con un elevado número de drones armados, quienes mediante el reconocimiento facial impiden el acceso a cualquier intruso. Al llegar a la puerta, Wallace saca sus documentos, tal y como es costumbre, y se los muestra al portero, quien con un gesto de cabeza los rechaza.

     —Nombre, por favor —solicita el guardia.

     —Vincent Wallace —responde el joven.

     El guardia busca su nombre en un pequeño libro verde oliva y al encontrarlo, responde:

     —Bienvenido, caballero. Gracias por venir. Espero que disfrute de su estancia.

     Al entrar en el majestuoso edificio, Vincent queda cautivado por el impresionante salón que se despliega ante él. Las enormes columnas de mármol blanco, inspiradas en la arquitectura griega, se elevan imponentes a su alrededor. El suelo de un gris brillante refleja la luz de las luces y crea un ambiente de sofisticación. En las esquinas, repisas adornadas con jarrones y estatuas antiguas realzan la belleza del lugar. Vincent busca a Katherine ansiosamente, pero no la ve de inmediato. En cambio, vislumbra a varios de sus colegas que parecen sorprendidos al verlo en la fiesta. No son los únicos invitados de renombre, entre la multitud de asistentes se encuentran banqueros, CEOs de distintas empresas y altos mandos militares. No es sorprendente, ya que la Compu. Corp. es una de las centrales informáticas más grandes del mundo, con varios proyectos tecnológicos en desarrollo, tanto militares como civiles.

Diploide (Volumen 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora