3- Puedo ir?

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Cuándo dos horas después Dael entró al salón, encontró a Kalya discutiendo acaloradamente con Redom, un regente y otro general. Sin embargo apenas lo vieron se callaron abruptamente, no pudo evitar ver que Kalya les hacía un gesto de amenaza a los otros para que se callasen.

-No quise interrumpir...-dijo dudando sí quedarse o no.

En algunos momentos y aunque Kalya lo ocultaba sabía que en ciertas expediciones era excluido deliberadamente.
Kalya temía perderlo por ser mortal.

Pero él sabía cuidarse... cómo se lo podría demostrar? Eso lo irritaba un poco. Cómo ahora, podía ver que estaban hablando de algo importante, pero al llegar lo interrumpieron. Redom y los otros dos comenzaron a irse cuándo él se acercó a Kalya, que estaba sentada en un trono poco ornamentado, al final del salón.

-Esperen! -pidió Dael en tono firme a Redom y sus acompañantes.

Se sentó a lado derecho de Kalya y sé inclinó un poco hacia ella, en él reposabrazos.

-de que estaban hablando?-pidió saber.

Kalya evitó mirarlo un momento, pero al final accedió con resignación.

-Los Likans nos enviaron un mensaje, dicen haber capturado a dos espías,  quieren un intercambio por ellos...

-como se llaman los supuestos espías?- preguntó Dael

-Astur y Mirlo- respondió Redom

-esos no son espías, son dos adolescentes de la casa gris, al final del camino.-dijo Dael confundido.

Kalya pareció molesta
-así es. Pero ellos saben lo mucho qué valoramos a nuestros jóvenes. Sólo quieren provocarnos!

-que piden a cambio de los adolescentes?- quiso saber él.

Redom se aclaró la garganta un poco.

-libre paso por el río que limita estas tierras del este y del sur.

Dael se quedó callado un momento, los likans aunque sí podían pasar hasta las tierras del sur, siempre tenían que estar escoltados, por lo tanto evitaban acercarse, pues no querían que los hijos de la sangre los estuvieran vigilando.
Más que nada iban de vez en cuándo a las tierras del sur por medicina y hierbas especiales que no se encontraban en otros sitios, medicina y armas hechas por los Elfos eran muy valiosas, al igual que ciertas artes de la raza de Cruzados que ahí vivían.

Permitirles el libre acceso los acercaría peligrosamente a sus fronteras.

Kalya se quedó callada un momento.

-envía este mensaje de regreso: "nos encontraremos en el pueblo del Heno,  justo a orillas de nuestras fronteras al igual que de las fronteras del sur. Que lleven a los adolescentes, les entregaremos una ruta para ellos, una vía libre sólo en determinada zona. "

Redom se inclinó un momento y salió, los dos generales lo siguieron.

Dael miró preocupado a la reina.

-vas a ir? No sería más seguro que te quedaras aquí?- Kalya lo volteo a mirar con los ojos entrecerrados y Dael se dio cuenta que la había tratado como si fuera una mujer mortal...justo cómo a él lo trataban, con cuidado.

-iremos los dos, Dael.

Dael sonrió fugazmente y le acarició el cabello negro con suavidad, apartándolo de su rostro.

-por supuesto.

                                     🗡

Lexa, recibió la respuesta 6 días después, del mismo modo que ella había enviado su mensaje. Dos sus generales la observaron leerlo y sonreír con desdén.

-Shamir, prepara a los demás, vamos a Heno.  Envía la respuesta. "Heno, al salir él sol, en 5 días." recitó.

Pensado en que el mensaje de respuestas tardaría 6 días, y a partir de ahí serían los siguientes 5 para encontrarse. Shamir, un hombre barbudo y de piel morena,  hizo una inclinación y salió de la estancia.
La reina le hizo una seña al otro general.

-prepara a los voluntarios que irán a Heno, deben salir mañana para llegar antes. -ordenó. -lleva a los adolescentes hijos de la sangre, cuándo lleguen al pueblo, ya saben lo que deben hacer.

El otro general sonrió levemente y tras una inclinación se marchó también.

Lexa no hiría, no quería arriesgarse a una confrontación directa con la reina Kalya y su hechicero, al menos, aún no. Quería ver de que tanto eran capaces.

                                     🗡

4 días después, El príncipe Mikael observó retirarse a la mayoría de los Hijos de la sangre que aún se mantenían en sus fronteras como protección, también a los que estaban dentro de la ciudad.
Sólo quedó una docena repartidos a las afueras.  Un chico, éste tendría a lo sumo 18 años, recién convertido, llegó con un mensaje,  para él. Desde su balcón del salón de su castillo, vio llegar al mensajero de 18 años.

-Príncipe Mikael. Sólo nos quedaremos unos para protegerle. Los demás se regresan a las Tierras de la reina Kalya.

-por qué? Acaso ocurre algo?- quizo saber Mikael.

-Los Likans secuestraron a dos de los nuestros y quieren hacer un intercambio, pero la reina les demostrara que con nuestros jóvenes no se juega. Se encontraran en la ciudad de Heno...

Mikael lo observó seriamente, Kalya estaba pensando poner una emboscada a los likans? Bajo la propuesta de un intercambio...

-sólo van a reavivar una guerra...no hay forma de que hable con ella antes ?-pregunto él.

El chico negó.

-para cuándo llegase, la reina ya habrá dejado el palacio. - respondió

-esta bien. Vete..-concedio el príncipe.

Mikael sabía que los hermanos Ardael estaban vivos, le extrañaba que por 8 años no hubieran intentado nada, pero lo agradecía. Y ahora, tan de prisa algo sé estaba poniendo en marcha. Por un momento deseó haber partido a su Tierra cuándo pudo, así no abría esos problemas, que eran por su causa.

                               🗡

Cuándo pasados los días el mensaje de respuesta llegó hasta Kalya, ya estaban preparados para partir.

Dael notó el brillo de entusiasmo por meterse en problemas, pensó para sí, en la mirada de su mujer.

-Dael, dónde está Elven? - el niño entró por uno de los pasillos corriendo, seguido por una de las nanas con aspecto despeinado.

En el salón, con Redom y otros dos regentes, fuera de las paredes del castillos les esperaba la compañía  con la que partirían a Heno.

El niño, con su cabello negro despeinado estaba emocionado y seguro de que iría con ellos.
Kalya lo abrazó dándole un beso.

-ya estoy listo!

-no, bebé. Tú te quedaras aquí, a cargo. -dijo ella con una sonrisa

-pero leí que cuándo van a la guerra todos van! Toda la familia! -chilló el pequeño desilusionado.

Kalya miró a Dael, que negó con suavidad, era él, el que declaró que el niño no los acompañaría, por seguridad.
Aunque los escritos tenían razón, hasta hace 5 años las familias iban a pelear juntas.

-no mi bebé, ésta vez te quedarás- dijo ella con suavidad.

La nana llegó junto a ellos.

Dael se acercó a darle un beso al niño en la frente.

-nos vemos, Elven. No tardaremos- aseguró no maltrates a tu nana!- pidió divertido.

El niño aún triste.

-y si no hay otra guerra para que los acompañe?-preguntó en voz baja.

Kalya lo abrazó y miró a Dael con resignación.

-siempre habrá otra guerra, no te preocupes por eso.

La nana apartó al niño con cuidado para que pudiera irse.

Tras una mirada ambos dejaron el salón del trono para salir a los jardines y a la ciudad.

El Principe  2-  DaevalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora