19- La aldea

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La aldea oculta entre el bosque, se vislumbraba entre los árboles.
El grupo podía ver que eran Likans.

Serían quizá las dos de la tarde, el sol se
filtraba entre los árboles dejando ver zonas muy verdes pese al cambio de estaciones, había bosques que aún conservaban sus hojas, casi todos los árboles ya las habían perdido.

Dael atribuyò los verdes bosques a la cercanía con las tierras de los elfos, éstos amantes de la naturales seguro mantenían ese sitio hermoso.

Se preguntaron para qué querían libre acceso a las tierras de los elfos, si tenían una aldea tan cercana a sus tierras. Era raro que hayan pasado desapercibidos tanto tiempo, pero a juzgar por los árboles y la hierba, notaba que los likans ahí procuraban mantener intacta la naturaleza, para que no sé notara su presencia.

-Dael, cuando nos acerquemos quedate callado, no llames la atención, van a saber que eres un hijo de la sangre así que no te dejes provocar. No somos más de diez, por favor...no queremos hacer una masacre.

Pidió el elfo. Dael lo miró extrañado, si eran sólo diez, que podrían hacer? Ellos serían los masacrados, no la aldea, ahí debían  haber unos 20 o 25...se puso la capucha y se quedó al centro del grupo.

Su ropa era más oscura que la de los elfos, que iban de gris, beige y olivos.
Sólo Annel, otros dos elfos y él tenían espadas, los demás llevaban arcos y alguna daga; los elfos siempre preferían pelear a distancia si era el caso, que cuerpo a cuerpo.

Annel quería intercambiar alguna cosa con el campamento, quizá armas por un caballo, fruta o medicina, sabían que los likans no eran buenos en conseguir hierbas medicinales, así que seguro aceptarían el intercambio.

Conforme salían del bosque, las personas del campamento se pusieron de pie. Algunas salieron de las casitas, otras se acercaron. Casas pequeña cerradas en color café y verde para tratar de mimetisarse con el bosque.
Varios hombres  se acercaron , algunos  se quedaron sentados en el suelo, afilando sus espadas. 3 mujeres armadas se acercaron. De entre los árboles escucharon un correteo, dos lobos grandes grises se dejaron ver con los lomos erizados.

Algunos caballos pastaban cerca, un par de gallinas, 3 niños pasaron corriendo hacia  la aldea.

-señores Elfos, me llamo Zeit, soy el lider de ésta aldea.debemos pedir disculpas por estar en esta zona, sabemos que no será bien visto por el reino del Este.-dijo uno de los hombres acercándose, flanqueado por otros dos de aspectos corpulento, descalzos y vestidos de pieles de animales.

Annel asintió.

-no tenemos problema. Nosotros sabíamos que tenían esta aldea cerca. Es más, hemos venido a hacer un intercambio, si es posible.-dijo a su vez el elfo.

-que desean? Podemos ofrecer carne, flechas y mano de obra si así lo requieren.

-gracias, pero no. Querríamos un caballo...tenemos para ofrecer medicina...- comenzó a decir Annel, los elfos eran vegetarianos, por lo que en realidad no les serviría la carne.

Pero al hacer su pedido uno de los que flanqueaban al líder de la aldea, vio al hombre al centro del grupo que quería pasar desapercibido, y le susurró algo.

Zeit endureció la mirada y observó con recelo a los elfos. Los hombres detrás parecieron inquietos, casi como si sintieran que no sólo había elfos ahí.

-no queremos problemas. Es mejor que se retiren...-comenzó a decir Zeit, pero el hombre que había visto a Dael no pudo guardar silencio.

-qué hace el consorte de la Reina Kalya aquí?

Zeit le hecho una mirada molesto, pero ya lo habían escuchado los demás likans y algunos se pusieron de pie. El líder le susurró algo rápido al otro hombre que lo flanqueaba y éste se fue apurado hacia dentro de la aldea.

El Principe  2-  DaevalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora