22- El regalo olvidado

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Redom y otros dos soldados condujeron a Daeval hasta una celda al fondo del castillo, bajo tierra.

El hechicero se fijó que había celdas en fila, pero a él lo llevaban a la que quedaba más apartada y fuera de la vista. Unos de los soldados abrió la reja y Redom lo empujó dentro de la celda.
Había frío y las luces de la fiesta entraba por la única ventanita arriba y bastante pequeña para poder escapar. había hojas y polvo que habían entrado de la misma, algo de musgo en la pared.

Apenas entró Daeval a la celda Redom cerró la reja y se guardó la llave. Sin embargo el Hechicero notó las marcas en las rejas y tambien en el techo, algunas runas y jeroglificos de atadura.

-ésta celda la tenías preparada para mi hermano verdad? - preguntó a Redom.
Este asunto.

-Así es, la tenía lista desde hace algunos tiempo, pero nunca tuve oportunidad de usarla...

Redom parecía feliz.

-quien dibujo los símbolos? Tienes algún otro hechicero o alguien con magia para que los haya activado? - quiso saber curioso Daeval. Pués sí no habían sido dibujados por otro hechicero o alguien con poder pués no servirían de nada.

Redom hizo un gesto a los otros dos guardias para que se marcharan y él sé quedó un momento con Daeval.

-pagué para que un brujo los hiciera tras lo cuál se marchó. Así que al menos servirá para contenerte a tí..- dijo complacido Redom

-Y tu reina sabe que tienes esta celda especial para su consorte?- preguntó Daeval en tono suave.

Redom se mostró inquieto un momento pero luego sonrió.

-no, pero no a sido necesario que lo sepa. Tampoco se lo oculté...- se encogió de hombros y se dio la vuelta para salir de ahí.

Daeval lo observó marcharse, la función de los símbolos en la celda era para apagar la magia inherente en el hechicero, y él no podía tocar las marcas para irse.
Así, que resignado se quedó a la espera de que la luna estuviera en el cenit para que sus acompañantes pudieran pasar desapercibidos.

                                   🗡

Kalya ordenó a Orlen, Axia y Jeremiah que estuvieran con el príncipe Mikael todo el tiempo.
Redom  llegó a su lado con la nana del niño.

-Redom, ve a la muralla del sur, averigua con los vigilantes de los alrededores si es verdad lo que dijo el hechicero de los Ardael.-ordenó Ella.
Redom salió del salón.

Kalya no daría ninguna señal de alarma a los invitados, de ser falsa sólo crearía el caos y pués sería más complicado.
Además, Dael había puesto en las murallas y en las puertas sigilos de protección, nada podría entrar...Dentro de las murallas estaban seguros, había protección en todas las puertas y de ser necesario podrían evacuar a niños y los otros invitados, porqué ellos como raza no se iban mover de ahí.

-Nani, cuida a Elven, si algo pasa te vas con él, Mikael y los otros, sabes dónde está la salida especial.-pidió Kalya.

La nana asintió, ella era una vampira joven, pero sabía defenderse.

                                  🗡

El grupo de elfos y Dael aun estaban a horas de distancia. Se hallaban ante el ultimo río, que debían de cruzar, para llegar hasta la ciudad junto al mar.

Dael revisaba a Nalda de nuevo a ver, ésta estaba inquieta, aunque faltaban un par de horas para la luna llena, el bosque se hallaba iluminado por ésta de brillante palidez.

En el agua del río lavaba el paño que Nalda había usado de vendaje en su ala, cuando vio algo en el agua. Un movimiento, el agua tembló y una imagen se hizo presente.

Dael se sorpresa y se alejó, Annel y otro elfo se acercaron.

La imagen en el agua se aclaró y se vio al hechicero de cabello cenizo y ojos claros.

Dael tenia ocho años de no verlo, pero lo reconoció enseguida. De inmediato le llego a la mente el recuerdo de la chica de cabello naranja y el bebé. Y por la la mirada de Leth supo que ya sabia lo que ocurrió, o al menos, quien habia matado a Lía y su hijo.

-Dael, estamos muy cerca de tu ciudad, sabes lo que eso significa verdad?- pregunto Leth sin ver a los elfos agregando sabemos que tienes una protección en el lugar, nada puede atravesar las puertas de se fuera...pero si el enemigo ya estuviera dentro?

-de qué estoy hablando?- se preguntó Dael confundido.

-no te preocupes, no verás caer a tu ciudad. Porque no llegarás a tiempo- dijo con seguridad Leth- pero me asegurare de darle tus saludos a tu Reina. -terminó de decir y la imagen en el agua desapareció.

Dael se puso se pie repentinamente entre angustiado y molesto.

-Dael, a de ser una trampa. Leth sólo quiere provocarte...-comenzó a decir Annel con gesto tranquilizador.

Dael tocó el morro de su yegua, que golpeó el suelo con los cascos con emoción.

-no importa, si es una trampa al menos lo sabré...pero si está por invadir...por eso hay tanto silencio en el bosque...-replicó Dael- además sabe lo que hice en la aldea...- aseguró.

Monto en Nalda, que estaba lista para volar y luego miró al elfo.

-me alcanzarán?-le preguntó

El elfo asintió, no nos cansamos fácil, llegaremos.-respondió.

Tras lo cual Nalda desplegó las alas y levanto el vuelo con Dael.

                                  🗡

Zella, la vampira que había atacado antes a Dael en el centro mágico y en la ciudad de Arwassa, dejó a su compañero vigilando la entrada a las celdas; el único guardia que estaba ahí lo habían golpeado para dejarlo inconsciente.

Ella buscó en la celdas hasta llegar a la última. Las llaves las tenía Redom, pero no importaba en ese caso.

Ella llegó ante las celdas, sólo había estado colaborando con ese hechicero porqué éste. le prometió a Dael y la Reina Jena de los Ardael , pués esperaba cumplir su parte del trato.

Se cortó la palma de la mano y tocó con su sangre varios de los barrotes de la celda a la vez que la cerradura, lo suficientes para que una persona pudiera salir.

Daeval se acercó desde el interior de la celda y dedicó una sonrisa.  Extendió la palma de su mano hacia ella, y Zella dejó caer un par de gotas de su sangre en la misma.

Con ella, Daeval dibujo un sigilo en la cerradura y ésta se abrió.
Salió con ella en silencio, a paso rápido mientras de su bolso de viaje sacaba un puñado de plumas grises, pequeñas, parecía plumón de polluelo, de lo pequeñas y frágiles que parecían.

Conforme se alejaban del piso inferior y salían para  perderse entre la gente que se mantenía ignorante, fue dejando caer las pequeñas plumas. Por todo el camino, éstas eran llevadas por cualquier leve brisa...

                                   🗡

Sin que se dieran  cuenta, las plumas se esparcieron por todas partes. Eran llevadas por los pasillos, habitaciones y el viento las levantó hasta las torres y más.

Quienes las veían no las tomaban en cuenta, sólo veían un par de plumas por ahí, de algún ave ...Llegaba la medianoche y la luna llena en el cenit.
Una de las plumas llegó hasta la torre dónde se guardaban cosas que nadie utilizaba, entre ellas una caja.

Un regalo recibido el día de bodas, que entre ellos no supieron quién lo llevó, y curiosamente nadie pudo abrirlo.
Fue olvidado casi de inmediato, como si una sombra lo cubriera en sus memorias.
La pluma se posó en el caja y ésta se abrió con suave crujido.
Una sombra salió y se escurrió al suelo y de ahí se arrastró hasta la ventana. Apenas la luz de la luna la tocó la sombra se extendió en todas direcciones.

Desde fuera de las murallas, en éstas y en las puertas, los sigilos de protección se iluminaron brevemente...y las sombras los borraron.

El Principe  2-  DaevalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora