26- Una promesa...

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Leth ya había hecho lo que fue a hacer. Por un momento dudó si irse o acabar con eso.
Dael se puso de pie y lo miró.

-Y estamos a mano Dael, de cualquier forma..podemos seguir nuestros caminos y ya -ofreció Leth.

-no quise matar a tu familia Leth, me arrepentí en su momento, pero debo decir que me alegra haberlo hecho en éste momento, para que no vean lo que eres realmente. -replicó Dael en tono duro.

Leth escuchó pasos fuera y se distrajo medio segundo, dolido por lo que acababa de decir su ex-amigo. 

Dael lo atacó con la espada haciéndolo retroceder, Leth no esperaba que lo atacara, pero respondió con magia, sus defensas se rompieron y la espada de Dael le rasgó la piel del cuello en un movimiento imperceptible, cayó para atrás azorado y usó la magia a su favor.

Con el control de elementos repelió a Dael hacia atrás con toda la fuerza que pudo, contra la pared y como si tuviera control  sobre su cuerpo lo arrojó al suelo con la misma fuerza.

Leth se agotó rápido al usar la magia así...pero, sonrió cuándo se dio cuenta que ya no se levantó su amigo. Se le acercó con lentitud. Dael apenas respiraba, boca abajo.
Con irritación se limpio la sangre del corte en el cuello, un poco más y estaría muerto, pensó para sí Leth, mientras giró con un pie a Dael para ponerlo boca arriba.

Dael jadeó, el dolor en el cuerpo le impedía moverse, pero el dolor de haber perdido lo que le motivaba era peor. Y ni siquiera podía matar al que lo hizo, pensó con frustración. Abrió los ojos, pero no miró a Leth, apenas volteó hacia su izquierda en el suelo para ver a su mujer e hijo, que parecían dormidos a un lado, ella abrazando el cuerpo del pequeño.
Saber que hiciese lo que hiciese no podría estar con ellos de nuevo. Mejor abandonaba y ya, que sentido tenía cuándo todo lo que amaba moría o se alejaba de su lado?
Ni siquiera había podido defender su vida, o más bien, su muerte como humano mortal.

-mírame! -Exigió Leth a un lado. Pero Dael lo ignoró.

Escuchó el filo de la espada cuándo el hechicero la hizo girar y moverse en su dirección para matarlo.

Pero también y hoyó el choque de otro filo casi sobre él, que evitó su muerte.
No prestó atención a las voces aireadas que discutían , hasta que alguien se le acercó de nuevo.

-Dael!-algo familiar le hizo mirar débilmente a la persona que le hablaba.

Daeval tocó a Dael de la cara para que lo  hiciera voltear hacia él. Vio a su hermanito, sus ojos azules eran de un tono más limpio que los suyos, su cabello negro sin rasgos de edad.

-no puedes quedarte aquí, tienes que levantarte e irte, la ciudad esta en llamas..-dijo Daeval.

La mirada de su hermano le decía que no se levantaría  y se quedaría ahí, aunque el castillo ardiera.
Daeval molesto, podía ver su debilidad fisica en ese momento.

Sabía que llegarían unos elfos en cualquier momento y probablemente los dos soldados de Mikael ya estaban recuperados...al igual que el segundo de la reina que había visto fuera de las ventanas inconsciente.

Se cortó la muñeca y se la puso sobre la boca para que su sangre le diera la fuerza que necesitaba, Dael se lo rechazó volteando hacia otro lado, pero Daeval lo forzó sujetándolo y casi obligándolo a morderlo. Una vez que sintió la sangre ya no se detuvo y dejó que su hermano bebiera un par de veces;  no le dolió como esperaba, pero tras un momento quitó su brazo de su agarre con fuerza.

-Dael! Despierta! Vendrán por ti, te ayudaran a salir, hazlo..por tu mujer..por tu hijo. Te van a necesitar...quiero verte de nuevo me oyes?

Dael lo observó sin hablar, parecía que lo acababa de reconocer.
Daeval se puso de pie y se marchó con rapidéz.

Dael lo observó irse, Daeval, sabía su nombre y lo reconocía como a su hermano, pero no lo recordaba...se arrastró sin pensar y se tumbo a su reina e hijo, abrazándolos.

                             🍂 🗡🍂

No pasaron demasiados minutos para que llegara Annel y otros tres elfos.
Afuera los dragones Solayra y Fenell habían llegado y estaban en los jardines exteriores con Mikael, Axia y Orlen. Esperando.

Cualquiera que pasaba por ahí si pensaba por un momento en acercarse a saquear o destruir al ver a esos dos dragones ahí se alejaban con rapidéz...tanto Likans como Hijos de la sangre habían visto al dragón color miel que estuvo con el hechicero Leth y estaban seguros que éstos otros dos también estaban con él.

Faltaba muy poco para el amanecer.
El elfo de cabello castaño se acercó a su amigo, que parecía inconsciente. Con una opresión en su interior vio a la reina y el niño, ambos estaban muertos.
Le puso una mano en el hombro a él.

-Dael...debes levantarse. Tenemos que irnos de aquí- pidió el elfo.

-no puedo. - respondió él. -me quedaré aquí.

Los otros tres elfos estaban inquietos. Nalda, la pegaso, estaba afuera, se había acercado a Solayra buscando protección.

-No te dejaremos aquí, tienes que moverte- el elfo podía ver que un par de lagrimas silenciosas caían por su mejilla, pero no podían seguir ahí, después podría lamentarse...ahora tenía que seguir adelante.

-Dael, si te quedas te mataran. Eso quieres? Kalya te dio su vida, ella te convirtió... Ella vive en tí y tu niño también. Ambos te pertenecen y estarán contigo por siempre, pero vive! Levantate y ven conmigo...

Dael lo volteó a mirar aún con ojos húmedos. Sintiendo que tenía razón y con todo el dolor de su corazón y de su cuerpo se puso de pie.
Annel lo ayudo y ambos salieron. Antes de salir dedicó una ultima mirada al interior del castillo, dónde quedaba ella y el niño.
Respiró profundo intentando contener las lágrimas, estaba quebrado..por un momento se preguntó si Leth habría sufrido tanto o es que de por sí sólo él y continuó, culminó su venganza y ahora estaba bien...

Dael estuvo seguro de que nunca volvería a derramar lágrimas por alguien, se juró a sí mismo que nunca volvería a llorar y jamás entregaría esas emociones por alguien más.
Era una promesa realizada con los primeros rayos del sol.

Pasó cerca de los demás y montó en Nalda en silencio y sin mirarlos.
Los demás se dividieron entre la dragona dorada y el verde. 

                              🍂🗡🍂

Con la llegada del amanecer, el fuego de la ciudad se unificó con los tonos de naranjas y del amanecer.
Con la caída de la ciudad junto al mar, muchos lograron escapar, la mayoría murió o fueron hechas prisioneros. Los Likans pudieron ver a la dragona dorada como el sol marcharse, con otro dragón y la pegaso negra...

Lexa camino con otros dos guerreros a sus lados. Entraron al castillo abandonado, que el fuego estaba por invadir.
LA Reina de los Likans, aunque no había ido al frente de los suyos, ahora que la ciudad estaba casi vacía de enemigos decidió que tenía que ver el castillo de su enemigo...y descubrir que sólo estaba el cuerpo de la Reina Kalya y su hijo fue peor para ella, que si no los hubieran hallado.

-Dónde está su consorte? Dónde está Dael?- preguntó en tono duro a sus guerreros.

-escapó...se fue con Mikael y otros.-respondió uno de ellos.

La reina Lexa salió del castillo con rapidez, Mikael no le importaba, ese era problema de los Reyes Ardael, ella y su gente sólo habían ido por los Reyes Kalya y Dael...Leth y Daeval, los Hechiceros de los Ardael no estaban por ningún lado.

Ella nunca quiso ésta confrontación...creyó que con la muerte de los reyes del castillo junto al mar se acabaría su participación...pero saber que uno de ellos sobrevivió le heló la sangre de miedo.

Ahora no podría estar en calma hasta que él la hallara o tuviese la certeza de su muerte.

El Principe  2-  DaevalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora