Capítulo 5

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Idier abre los ojos en un lugar que no reconoce, con las manos y los pies inmovilizados

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Idier abre los ojos en un lugar que no reconoce, con las manos y los pies inmovilizados. Su boca está sellada con cinta adhesiva, lo que confirma que ha sido capturado. Nunca pensó que lo atacarían en su propio instituto.

«¿Dónde estoy?»

El lugar es amplio y parece una sala abandonada. En las paredes cuelgan varios objetos, como ganchos, cadenas y cuerdas. La atmósfera es desoladora y escalofriante, reminiscentemente de una celda de prisión.

Se da cuenta de que ha caído en un grave aprieto, sin idea de lo que le espera. No comprende cómo pudieron atacarlo así sin que nadie se diera cuenta, como si esos individuos tuvieran control sobre la institución. Si eso es cierto, la seguridad no existe.

—Despertaste.

Idier enfoca su atención en la persona que lo ha secuestrado; percibe su aproximación, con las manos en los bolsillos y una mirada intensa que no se desvía de él. Viste el uniforme del instituto y su figura atlética indica que se cuida y se mantiene activo. Su postura recta irradia una notable confianza.

«No puede ser; ahora querrá acabar conmigo por culpa de esa niña problemática, sin contar que le gané la carrera. ¿Cómo saldré de esta situación?»

—Te pido disculpas por la imprudencia; quería evitar que nos vieran juntos.

Hace un gesto a uno de sus cómplices; uno de ellos le retira la cinta bruscamente, causando un leve dolor por su acto "compasivo".

Hace un gesto a uno de sus cómplices; uno de ellos le retira la cinta bruscamente, causando un leve dolor por su acto "compasivo"

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—¿Qué es lo que deseas de mí, miserable? —la frustración de Idier es palpable, aunque en el fondo sabe que lo ha buscado.

Sus dos matones se acercan a Idier y, sin dudarlo, le propinan un golpe brusco en el estómago, dejándolo sin aliento.

—Esto es por la bienvenida.

Los dos hombres vuelven a lanzarse sobre él con ferocidad, dejándolo marcado con moretones en la cara y sangre brotando de su boca. Idier aguanta los golpes como puede; no es la primera vez que enfrenta una situación así.

—Y esto es por ganarme la carrera —Hugo se aproxima a Idier, lo agarra de la barbilla con fuerza, obligándolo a mirarlo a los ojos, ambos intercambiando miradas llenas de un odio intenso.

NO TE FÍES DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora