Bella descansa su cabeza en mi hombro mientras yo miro por la ventanilla, contemplando la noche gris y melancólica que nos envuelve, con la brisa del viento creando un vínculo entre nosotros. Aún nos encontramos en el territorio de los hermanos Dark King; la última vez que estuve aquí, sufrí un terrible accidente por culpa de una plaga de asesinos. No me agrada que Bella tenga que recorrer estos lugares oscuros que parecen un verdadero infierno.
Me siento abrumado y desorientado, algo que no debería estar experimentando; necesito mantenerme alerta para cuidar de mi novia. Después de varias horas en el Uber, siento un gran alivio al llegar a nuestra pequeña ciudad sanos y salvos. Subo las ventanillas rápidamente.
A partir de aquí, creo que lo mejor es tomar un taxi; no voy a permitir que conozca mi vecindario, y mucho menos el de Bella, sino puede irse de chivo a los Malnacidos.
—Puedes dejarnos aquí —le comunico al guardaespaldas de Hugo.
—¿De verdad? ¿No quieren que los lleve a su vecindario? No sería ningún problema para mí— su tono tranquilo me resulta algo inquietante; seguro que esconde intenciones que prefiero ignorar.
—Agradecemos la oferta, pero tenemos otros planes.
No insiste, lo cual le agradezco, y nos deja cerca de la acera. Bajamos del coche de inmediato. Esperamos unos minutos hasta que el Uber se aleje por completo.
—Vamos a mi casa.
Asiento. Un taxi se aproxima y lo detengo, indico nuestro destino y nos subimos. Bella y yo intercambiamos miradas; el iris oscuro de sus ojos refleja cansancio, y eso me hace sentir mal. La atraigo hacia mis brazos para que esté cómoda y pueda descansar un poco.
—Duerme, cariño, estás muy cansada.
—No puedo, cuando lleguemos a casa tendré que cuidarte; sabes que no estás en condiciones.
Me acaricia la mejilla con ternura, y al sentir su toque, algo se despierta en mí; es una sensación agradable. No sé en qué momento mis mejillas se sonrojaron, pero parece que ella lo nota. Se inclina hacia mí, y su cercanía es tentadora; cierro los ojos, esperando sentir sus labios delicados rozar los míos, pero el frenazo del auto interrumpe ese momento.
—¡Hemos llegado! —anuncia el conductor con un tono alarmante. Me da la impresión de que nos estaba observando en el espejo retrovisor, lo que explica su reacción. Bella y yo nos apartamos, sintiendo la tensión en el aire. Ella saca dinero de su bolso y se lo entrega al conductor.
Al salir del vehículo, me doy cuenta de la tranquilidad del vecindario, con sus casas cercadas y pocas personas caminando por las calles. Nosotros andamos despacio; sostengo su mano al notar que hay un pequeño espacio entre los dos. Bella se detiene, mirándome con confusión, pero no dice nada; solo sonríe y baja la mirada.
Aunque no tardamos en llegar a la mansión, nos encontramos inesperadamente con nuestros amigos. Idier lleva a Luli en brazos.
«¿Qué les ha pasado? Luli parece estar desmayada».
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NO TE FÍES DE MÍ
RandomEl joven Idier se encontraba desesperado, con el corazón roto y una sed insaciable de justicia. Su hermano mayor, Idiomar, había sido víctima de una muerte misteriosa y sin explicación aparente. Por más que intentaba encontrar respuestas, todo era u...