—Parece que has perdido la cabeza, te has vuelto chiflada. ¿Qué te sucede con ese tipo? No lo puedo creer, de verdad. Imagínate si no hubiera llegado a tiempo. ¡Uf! Ni siquiera quiero imaginarlo —comenta Bella mientras se agita de un lado a otro—. Luli, ¿estás atenta? —le pregunta, notando que está algo en las nubes.—Perfectamente—muestra una sonrisa dulce.
—En fin, mantente alejada de Idier, no te conviene. Solo mira en lo que te estás convirtiendo—le dice, con un tono de enfado evidente.
Luli se concentra en ella, se acerca lentamente, y eso pone a Bella en alerta, así que retrocede.
—¿Qué intentas hacer? —pregunta al notar que continúa acercándose con una sonrisa que la desconcierta.
—Comprendo tu preocupación, así que relájate. Estaré aquí para ti, pero no seas tan dura; hay que compartir un poco.
—¿De qué hablas? —Bella la observa, confundida.
—Sé que te atraigo—responde Luli, con una sonrisa coqueta.
—¿Qué dices? No es cierto—replica Bella, tratando de negar lo innegable. «¿De dónde ha sacado eso?»
—Si no es así, vamos a comprobarlo.
—¿Qué?—se sorprende y ve cómo Luli se acerca más, toma su rostro y une sus labios a los suyos. Bella se deja llevar a pesar de saber que no debería.
Luli se aparta y deja a Bella aturdida.
—¡¿Qué has hecho Luli?!—exclama Bella, alterada mientras Luli permanece tranquila. Esto solo aumenta la tensión en Bella hasta el punto de dificultar su respiración.
—Solo quería aclarar mis dudas. ¿No te gustó? —pregunta Luli coquetamente, intensificando su nerviosismo.
—Estás loca, claro que no —responde Bella, nerviosa.
—Si no te gustó, ¿por qué estás tan inquieta? Admitelo, soy irresistible y por eso me seguiste el juego —dice acercándose más a su rostro y moviendo las cejas de manera juguetona.
—¡Basta ya! —se aleja visiblemente molesta—. Estás fuera de control; necesitamos irnos de aquí ahora mismo. Voy a buscar un taxi —Por suerte avista uno y se dirige hacia él; le pide que las lleve y él acepta amablemente—. Luli, vamos, súbete al auto.
Mira en la dirección donde estaba Luli y no la encuentra.
—¡Ay, madre mía! ¿Dónde se fue ahora?
Bella gira como una loca buscando a su amiga y se lleva una sorpresa aún mayor al ver a Idier cargándola como si fuera un secuestrador. «Ese tonto.»
De repente comienza a correr tras ellos, pero sus tacones se rompen instantáneamente al intentar seguirles el ritmo. Se lastima el tobillo y cae al suelo soltando una maldición. Aún así, no se detiene.
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NO TE FÍES DE MÍ
RandomEl joven Idier se encontraba desesperado, con el corazón roto y una sed insaciable de justicia. Su hermano mayor, Idiomar, había sido víctima de una muerte misteriosa y sin explicación aparente. Por más que intentaba encontrar respuestas, todo era u...