Toma -11-

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Es nuestro segundo día en casa de mi madre, la noche pasó tranquila y pude descansar cómodamente en mi habitación. Este tipo de vacaciones me gusta, porque suelo ser de las personas simples que les encanta tomarse su tiempo, dormir se vuelve en un lujo muy anhelado cuando los horarios de trabajo suelen ser tan cambiantes y estrictos.

En especial cuando alguna toma se quedó a la mitad de grabación y por lo general debemos de regresar a un horario similar para continuar.

– Buenos días querida. – el delicioso aroma a pan horneado me hace sonreír inconscientemente. – ¿Has dormido bien? – saludo a mi madre con un beso en la mejilla asintiendo a sus palabras y tomando una taza caliente de café.

– Siempre es cómodo dormir en casa. – no es novedad cuando suelo venir aquí me desconecto totalmente del exterior.

Sintiendo el sabor amargo pasar por mi garganta saboreo la intensidad de los granos.

– He preparado el desayuno. ¿Podrías avisar a Jungkook, por favor? Está en el patio –

– Creí que seguía durmiendo. – niega.

– Se ha levantado muy temprano y se ha ofrecido en ayudarme a podar el césped. –

– Pero tiene personas que te ayudan a eso madre. – no entiendo porque se lo pediría a Jungkook.

– Lo sé, pero hija, estoy disfrutando de la vista y creo que mis vecinas también. – entonces lo vi a través del cristal y sobre la extensión de la zona verde con la maquina especial mientras su torso está desnudo y sudoroso.

– ¿Cuánto tiempo lleva allí?. – mi madre mira su reloj y me hace saber que es al menos media hora.

– ¡ Mamá no!. – gritó para correr inmediatamente a tomar lo más próximo que tengo de manta y cubrirle.

Las alarmas en mi cabeza alertan que ha estado muy expuesto al ojo público donde se supone, debe de mantener un perfil bajo. En especial porque parece tener público, cuando corro a auxiliarlo me doy cuenta de la línea de señoras sobre el otro extremo del jardín viéndole con deseo y lo peor de todo es que Jeon ni siquiera se ha dado cuenta porque parece muy concentrado en el trabajo que le ha dado mi madre.

– ¡No hay nada que ver señoras!. – grito mientras sigo corriendo agitando mis manos en una clara señal de disculpa

Jamás creí que el jardín de mi madre fuese tan extenso y mucho menos que en ambos lados de la barda se pudiese notar claramente lo que pasaba en el interior de cada casa.

– ¡Jeon, con un carajo! ¡esto no es una isla nudista! – le tapo el torso por detrás mientras siento la fuerte espalda tensarse.

– ¿Lisa?. – parece sorprendido, pero no tanto como yo quien esta tratando de cubrirle.

–¿Que estás haciendo? – su tono divertido me hace mirar hacia arriba y ver la intensidad de sus ojos.

– ¿No es obvio? te estoy rescatando. – frunce el ceño, parece no entender hasta que disimuladamente apunto la mirada para que vea un poco más sobre mi altura.

– Oh, ni siquiera lo había notado. – parece sonrojarse, me reiría de su reacción a no ser porque justamente tenemos que volver a la casa

– ¿Por qué tienes que ser tan exhibicionista?. – su risa airada me cablea. Además, no logro que toda esa visión del protuberante cuerpo pueda cubrirse con mi pequeña manta.

– En mi defensa me levanté temprano y no había nadie fuera. – bufé.

– Como sea, tienes que volver a la casa porque está claro que el perfil bajo de esta visita lo has echado a la basura. – se voltea mientras trato de seguirle el paso con mi manta.

DI MI NOMBRE | LIZKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora