TOMA -13-

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Las siguientes semanas han transcurrido muy rápido, o al menos de esa forma se han sentido ya que en algún punto la presencia de Jeon se sintió más ligera, como un confidente. Desde esa conversación tan profunda entre ambos pudimos romper la barrera de incomodidad que me rodeaba principalmente a mí y poder disfrutar de una simple comida hasta quedarnos altas horas de la noche viendo alguna película de él o mía.

La convivencia se sentía como estar en presencia de un viejo amigo. Aunque claramente ambos éramos nuevos en poder convivir así de bien con el opuesto. Y como todo buen sueño...

Es el momento de regresar a la capital para poder retomar nuestras vidas así que la elección de tomar un vuelo a Seul por la noche, es para evitar cualquier clase de paparazzi que este merodeando el aeropuerto porque se supone que esta visita a la casa de mi madre ha sido un completo secreto.

Después de ambos sostener una pequeña tela con utensilios llenos de comida  hechos por mi madre. Ver a Daegu desde la altura renueva la energía pues el viaje a sido muy retroactivo para ambos.

– Me divertí mucho estos días. – veo al rubio mirarme al confesarle mi opinión

– En especial porque mi madre parece haber encontrado en ti un ayudante y catador de su amor por la cocina. – el alto rie mientras asiente.

– Tendré que hacer ejercicio una vez que aterricemos, pero no me arrepiento de nada. –

Lo vivido en esa casa sería un buen recuerdo y me alegra saber que he encontrado en Jeon a una persona amable y que me ha demostrado que no todo lo que muestra la televisión es verdad.

– Tu madre tomó algunas fotos ayer en la despedida, así que nos dio una copia a ambos. – me entrega una pequeña polaroid.

– Al igual que a ella me encanta capturar cada momento que atesoro. – digo.

–Debes enviarme algunas fotografías que he visto has tomado en los lugares que visitamos. – es un pasatiempo que atesoro muchísimo. Capturar momentos llenos de emoción

Este tipo de fotografías era mi pequeño secreto, siempre que solía ir a un lugar especial me parecía importante recordarlo, así que parece que ambos pensamos lo mismo pues sacamos nuestras carteras para meterlas.

– Listo. – me enseña su cartera donde está la foto de los tres sonriendo en el jardín de mi madre.

– Espera un momento. – trato de meterla y enseguida se lo enseño. – Es un buen lugar para fotos ¿no lo crees?. – rio para darme cuenta de que él sigue observando mi cartera.

Se me hace un poco raro porque puedo ver como su vista esta fija en un punto que me hace recordar la otra foto que tengo en ella. Mis mejillas rápidamente se encendieron por la vergüenza de recordar esa fotografía.

– Suficientes fotografías. – carraspeó evidentemente incomoda.

Porque es obvio que él notó la foto de aquel niño gordito que siempre me acompaña. No dice nada, y eso me pone más incomoda porque en este punto sé que puede estar pensando que soy una especie de acosadora o una muy obsesionada persona.

– Es un amigo de infancia. – carraspeo.

Trato de disipar parcialmente su duda, no quiero que esta amistad que recién empieza se vea arruinada por un mal entendido y bochornosa situación. – Ya sé que sé un poco extraño porque ¿Cuál es esa razón de tener a tu amigo de infancia en la cartera? – reí nerviosamente mientras le miré por el rabillo del ojo atenta a cada uno de sus gestos.

El vuelo estaba empezando a despegar.

– Conservo esta fotografía porque de esta forma puedo sentir y recordar algunos de mis recuerdos en esa etapa de mi vida. – suspiro. – Me gusta tomar fotografías porque puedo recordar lo que he vivido. – le hago saber. – Esta foto en particular me recuerda al primer amigo que tuve en mi vecindario, él siempre fue bueno conmigo y aunque no recuerde muy bien toda la información mi corazón y mi empatía sí. – siento mis labios sonreír.

DI MI NOMBRE | LIZKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora