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📍 4 de Mayo de 2022 | Anaheim, California

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📍 4 de Mayo de 2022 | Anaheim, California.

Abril P.O.V.:

Y ¡por fin!.

Los astros se alinearon para que mis amigas, mi hermana y yo pudieramos hablar por teléfono.

Corriendo hacía al mueble, me tiré en él con el teléfono en mano y jalé de la esquina de este la suave manta que dejé en la mañana ahí. Hacía frío el día de hoy a lo que me encontraba todo el rato abrigada con un hoodie, un pantalón peludo y mis medias de snoopy que me regaló Adriana.

Si envidiosos, medias de snoppy para una mujer de 26 años, mueran de envidia.

—¡Hola!—fui la primera que hablé/grité como la bullera que soy, al desbloquear la llamada y subiendo mis lentes de pasta cuando bajaron de mi puente y admiré mejor a una Adriana adormilada detrás de Daniela que tomaba el teléfono en sus manos. Evangelina tenía el mismo reflejo cansado, pero su rostro no reflejaba ningún rastro de aquello mientras Catalina nos mirada con una sonrisa tranquila mientras los rayos de sol le iluminaban la cara y una cola de gato aparecía en su cuadro.

Al fin, las cuatro pendejas pudieron hablarse. ¿Lo más gracioso? Aqui apenas eran las 9 de la noche, en Detroit y Florida era medianoche u Catalina felizmente hablaba a las 6 de la mañana en Mónaco.

¿Por qué estos sitios horas extrañas? Hablen con los husos horarios.

Al fin pude hablar con ustedes y con mi hermana, que por cierto ¿qué le hicieron? Está demacrada—comenté y Daniela se rió, al notar la mueca de Adriana al escuchar eso volviéndo a recostarse en la almohada, pero viéndonos a la cámara.

Solo ese viaje de regreso Mónaco me tiene reventada—replicó Eva, estirándose para tomar una taza en sus manos y tomar de lo que sea que tuviera—No vuelvo a viajar más.

Admite que adoras viajar.

Pero no el jetlag, Daniela. Me está matando la cabeza.

Uh, la abuelita empezó a hablar—se burló Catalina, ganándose una mala mirada de Eva.

Habló la que ya tiene descendientes—contestó de regreso y me tapé mi boca, para ocultar fallidamente mi carcajada por la expresión de Catalina y la sonrisa socarrona de Eva—Amo a tu hija, sin rencores.

—A ti lo que te hace falta es que vaya el hombre ese y te dé para que te organice.

—¡Catalina, ¿qué son esos comentarios?!—chilló Daniela, tapándo a Adriana con una almohada que al final se la quitó de una sola manotada—Hay niñas presentes.

—¡Oye, yo no soy tan niña!

—¿En plural?—cuestionó Catalina.

Abril cuenta como una.

Lost In Traslation || Shohei Ohtani ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora