❝How am I supposed to ever be with him
When he and I don't speak the same language?
But we have conversations in my head
How did I fall in love with someone I don't know?❞
El mundo está lleno de historias, curiosidades, lugares y personas que están...
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📍4 de Junio de 2014 | Los Ángeles, Estados Unidos.
Narrador Omnipresente:
Abril cerró su bolso con las cosas necesarias y lo metío en un espacio que cómodamente se encontraba en el closet.
Los rayos de atardecer de Los Ángeles rasguñaban su piel suavemente, mientras caminaba por su habitación hasta la terraza de su casa junto a su novio. Solo escuchaban los pequeños zumbidos de la ciudad a lo lejano y los pájaros ululando a los alrededores.
La venezolana podía decir con sinceridad que era muy bonita esta parte alta de Los Ángeles, donde era vecina de otras personas famosas y las vistas eran impresionantes, pero algo faltaba. Algo no terminaba de calzarle en su idea del "hogar", una extraña premonición de que algo malo ibaba pasar, aunque al final siempre terminaba de desechar el pensamiento y seguir con la idea que solo era el desapego que ahora tenía su familia.
Era la primera vez en su vida que vivía con su primer novio, su primer todo.
Había ese cierto vacío que solo podía llenarlos sus padres y su antigua compañera de cuarto en casa de sus padres que era Catalina.
Extrañaba su vida universitaria y sacar a sus amigas de sus ocupadas carreras para ir a la playa Santa Mónica a admirar los atardeceres.
Sacudió su cabeza con intenciones de darse media vuelta, seguir con sus diligencias y empujar ese momento meláncolico al fondo. Debía estar feliz, alegre, que tenía una vida llena de bendiciones.
Tenía una familia, amigos, trabajando de su pasión y un futuro prometido que la quería con todo su corazón. ¿Qué más se podía pedir?
Suspiró con pesadez regresando a su casa, dirigiéndose a la cocina a hacer algo que la distrajera mientras llegaba Gustavo de su entrenamiento de beísbol. Pero, ¿ya habían pasado algunas horas, no?
Revisó el reloj de la cocina y se encogió de hombros no dándole tanta importancia, al final habían días que ella también se quedaba hasta tarde entrenando en una de las canchas del centro para mejorar su defensa en los saques macabros que hacía la mayoría de sus compañeras.
Se sentó en la silla de los mostradores, dejando sus pies colgando en este mientras dejaba el sandwich de Gustavo a un lado y el suyo, empezaba a darle un mordisco. Viendo un vídeo del anterior partido que tuvo la semana pasada, a veces se distraía subiendo la mirada al reloj y luego pasarla al plato que estaba a su lado.
No quería empezar a psicosiar a estas hora de la relación, pero las horas pasaban con rápidez y se hacían casi las 11, y no había ninguna evidencia del paradero de su novio. Preocupada, le envió un mensaje que pareció haberle llegado, pero no obtuvo respuesta.
Soltó un bufido cansado, tomando el plato con el sandwich, y colocándolo dentro de papel alumnio. Lo regresó al plato, y dejó una nota junto a ella.
