Maratón 2/2
(Fue doble actualización, así que asegúrense de haber leído el 9 antes)✧
Ohana significa familia y la familia nunca te abandona...
¿O sí?✧
Lo primero que vi al entrar a casa me dejó sin palabras. Mi mellizo estaba parado delante de mí, tan delgado que por un segundo no lo reconocí, tenía la piel bronceada demostrando que a donde se había mudado era un lugar más cálido que en casa, mechones de pelo cubrían su frente y no iba peinado igual que siempre; como cuando solía ajustar cada a uno de sus cabellos con cera. Vestía unos pantalones caqui y una camiseta negra.
Pero nada de eso me sorprendió tanto como notar el bastón negro que llevaba en la mano izquierda. Mis ojos se desviaron hacia su pierna, que cojeaba mientras comenzaba a caminar hacia mí. Me quedé de piedra cuando sonrió, era una sonrisa que intentaba contener lo que en realidad sentía. Tal vez un "seguro que no te lo esperabas, eh".
—Jacy... —Miré de nuevo el bastón en su mano—. ¿Estás bien? ¿Qué sucedió..?
—Una lección por tratar de ser muy ambicioso —soltó un largo suspiro—. Pero no deberías verme como si me hubieran cortado una pierna. ¿Dónde está mi abrazo de bienvenida?
Intentó abrazarme, pero lo aparté de un empujón para mirarlo con el ceño fruncido. Su mirada vaciló un instante.
—¿Qué sucedió? ¿Cómo te lastimaste?
—Cosas que suceden cuando juegas fútbol, no deberías preocuparte tanto. Estoy bien.
—¿Por qué no lo mencionaste por teléfono? ¿Cuándo sucedió? —La pregunta abandonó mis labios con temor— ¿Es temporal?
Por la forma en la que su rostro se contrajo de dolor, supe que no lo era. Sentí un tirón en mi pecho y una bofetada de realidad me golpeó en ese instante cuando caí en cuenta de la realidad; había pasado dos años sin ver ni una vez a mi padre o hermano. Y por más que hubiera tratado de creer que no era tanto tiempo o de que todo podía mantenerse igual que siempre a través del teléfono, en realidad no era así. No sabía casi nada de la vida de mi hermano desde hacía meses, ni siquiera tenía idea de qué se había lesionado.
—¿Por eso mencionaste que abandonarías el fútbol? —pregunté en un susurro.
Jacy asintió, pensé que no tenía el suficiente valor como para mirarme cuando me dio la espalda y comenzó a limpiar los manteles para poner la mesa.
—Me operaron hace unos meses, pero el doctor mencionó que nunca me recuperaría del todo. Así que... Bueno, ya no puedo volver a jugar.
Sentí que mi garganta se cerraba y contuve el impulso de abrazarlo. Una ola de culpabilidad me invadió todo el cuerpo, ¿cómo me había atrevido a pensar que la vida de mi hermano era fenomenal viviendo con papá cuando no tenía ni idea de nada? Y me sentí como una mierda por haber envidiado la idea de que él se marchara y yo tuviera que quedarme con mamá en casa.
—Pero no es tan malo, la verdad ya me estaba cansado de que toda mi vida girara en torno al fútbol. Esto... Podría ser una nueva oportunidad.
Quise responder, tirar de su cabello y reclamarle que no me hubiera mencionado nada de su lesión por teléfono, pero también quise abrazarlo y decirle lo mucho que sentía no haber estado ahí para ayudarlo. En ese instante entró mi madre a la cocina. Lucía un elegante vestido azul marino que asentaba bien cada una de sus curvas y unas zapatillas plateadas que perfilaban sus piernas delgadas. Llevaba el cabello rubio recogido en un moño rígido.
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Lo que nunca seremos✔️
RomanceSabía que me evitaba porque quizás nunca le había agradado. Sabía que no le molestaba ser indiferente con la vida. Sabía que al graduarnos cada quien tomaría su camino y él nunca se enteraría de lo mucho que me gustaba. Pero poco de lo que sabía...