Marco.
Años atrás...Tener 17 era una mierda. Puede que incluso lo considerara el peor momento de toda mi no tan relevante existencia. Elegir una carrera era un problema existencial, no es que me sintiera un prodigio, pero era bastante bueno en muchas cosas como para poder elegir solamente una.
Me gustaban las matemáticas y la física, así que una ingeniería parecía algo tentador. Pero también tenía un gran interés por la teoría como para ir más por algo de abogacía, igual que mi padre.
Fue entonces cuando a mitad de una cena, mi destino pareció sellado.
—Vas a estudiar medicina —dictaminó mi padre con una brillante sonrisa—. Tengo un amigo con muy buenos contactos, él se encargará de hacerte llegar muy lejos.
Aunque no tenía idea de lo que hablaba, accedí a hacerle caso. Mi padre lo era todo, desde muy chico había sacado a mis abuelos de su pueblo natal y se había esforzado día tras día para darles una mejor calidad de vida. Yo quería que él se sintiera orgulloso de mí, de la misma forma que mi abuelo se sentía de él.
Conocí a los Jenson poco después de esa conversación. El padre de Cristel tenía contactos en toda la industria y su hermano era el director de un hospital de gran renombre en la ciudad.
—Estudia mucho, muchacho, y te lo recompensaré. —El señor Jenson palmeó mi hombro—. Si te esfuerzas, quizás hasta te deje convertirte en mi yerno.
Todos rieron ante su broma, excepto yo. El hecho de que siempre intentaran relacionarme con Cristel era algo que me fastidiaba, pero mamá siempre decía que había que guardar la calma, que debía ser agradecido.
—Sabes que él es quien te ayudará a conseguir un puesto cuando te gradúes, y le dará a tu padre un trabajo donde ganará mucho más dinero. Tienes que ser bueno con él y con su hija.
—¿Y qué? —Miré a mi madre con apatía—. ¿Ahora tengo que salir con ella solo por su padre?
—Cielos, claro que no. Pero al menos podrías intentar no ser tan evidente, Cristel es una chica muy linda, ¿estás seguro de que no te gusta ni un poco?
—¿Cuántas veces tendremos esta misma conversación?
Por si fuera poco, Cristel también parecía empeñada en tenerme cerca. Sabía que no le gustaba ni un poco, porque todo el tiempo se la pasaba saliendo con un chico nuevo a su lado, pero aún así parecía odiar la idea de que yo no quisiera algo con ella. Como si no tolerara la idea de perder.
—Solo sé sincero —pidió ella con una sonrisa en una ocasión—. Si fueses mi novio, podría asegurarme de que mi padre fuese aún más amable con tu familia. ¿No te gustaría eso?
—¿Siempre tienes que ser tan superficial?
—Estoy segura de que yo podría gustarte si te esfuerzas.
—Con esa actitud, te aseguro que eso jamás sucederá.
Odiaba pasar tiempo con ella, odiaba que mi madre solo hablara maravillas de Cristel, diciendo lo mucho que le gustaría que ella fuese mi novia. Odiaba que en nada de lo que hacía, parecía tener algún tipo de elección. Odiaba toda mi jodida vida.
—Marco, Marco. Un día de estos vas a ser mío —Cristel sonrió—¿Quieres apostar?
—¿Por qué estás tan empeñada en esto? No tengo ningún interés en ti.
—Supongo que me gustan los retos. Y tú eres uno bastante difícil.
En ese momento apareció la madre de Cristel, aunque siempre me trataba con bastante generosidad, tenía la sensación de que su actitud no era del todo sincera. Miró a su hija con una media sonrisa, orgullosa de la chica egoísta que había criado.
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Lo que nunca seremos✔️
RomanceSabía que me evitaba porque quizás nunca le había agradado. Sabía que no le molestaba ser indiferente con la vida. Sabía que al graduarnos cada quien tomaría su camino y él nunca se enteraría de lo mucho que me gustaba. Pero poco de lo que sabía...