Título: Es tu calcetín, ¿verdad?
Jack
–Jamás te había visto tan desesperado por un regalo. –Comenta Griffin divertido
–No es cualquier regalo, es para...
–Es para Avery, ya lo sabemos. –Termina de decir Axel
–Si no me van a ayudar, ¿qué hacen aquí? –Pregunto malhumorado
–Ahora mismo eres nuestra fuente de entretención, creo que ya estás enamorado hermanito, suerte con eso.
–No me gusta en ese sentido...
– ¿Puedo saber que hacen mis niños favoritos? –Pregunta mamá entrando en mi habitación. Ella es mujer, seguro me puede ayudar a buscarle un regalo a Avery
–No somos niños, yo tengo quince años y necesito de tu ayuda. Por favor, mamá. –No sé exactamente cómo luzco, pero mamá me mira desconfiada, aunque accede a ayudarme y con eso me basta.
(...)
– ¡Feliz navidad Avery! –Digo abrazándola en cuanto la veo
–Pero aún no es navidad. –Se queja ella
–Oh, entonces supongo que no quieres recibir tu regalo.
–Claro que quiero, feliz navidad Jack
–Eso está mejor, aunque no lo abrirás hasta que estemos en navidad.
–Eres aburrido, yo lo quiero abrir ahora. ¡Oh! Debo mostrarte algo, ven acompáñame.
Avery me lleva hasta su habitación y me pregunto qué es lo que la tiene tan emocionada.
–Debes adivinar, ¿qué haría a tu mejor amiga tan feliz? –Me pregunta
– ¿La comida?
–Tienes un punto, pero no es comida. Es algo que me gusta mucho
–Entonces no son números
–No tonto, además ¿cómo se supone que le regalas números a alguien? No entiendo cómo soy tu amiga
–La única de hecho. –Le recuerdo divertido.
–Bueno, sigue adivinando. ¿Ves algo nuevo en mí? –La observo más detenidamente, pero no noto nada nuevo en ella. Hasta que lo veo...Y yo tanto que me había esforzado en su regalo de navidad.
–Es tu calcetín, ¿verdad?
¡Malditos calcetines!
– ¡Sí! Son calcetines de renos, incluso tiene la nariz roja. –Avery luce tan feliz, debo llevarme su regalo y hacerle otro. Eso es lo que haré.
–Avery, no me vas a creer, pero debo llevarme tu regalo. Resulta que me equivoqué, traje el de Axel por error.
– ¿Qué? No, es mío. Ya me lo entregaste. Al menos debo comprobar que sea el de él.
– ¿Qué? No, me lo vas a devolver y luego yo te traeré el tuyo. –Por eso mismo yo no estaba tan convencido de regalarle calcetines de renos, seguro como le gustan tanto ya se los había comprado y al final tuve razón.
Avery no me escucha y corre escaleras abajo, en busca del regalo. Me doy por vencido en el minuto en el que abre cuidadosamente el envoltorio y saca los calcetines de reno, los mismos que está usando ahora.
– ¡Lo sabía! Sabía que eran para mí. Gracias Jack, eres el mejor. –Avery se acerca a mí y me abraza. Yo me siento algo molesto porque en el fondo sabía que ella ya los podría tener y quería que fuera algo especial.
–Aun así te regalaré otra cosa, aún no se me ocurre qué.
–No es necesario Jack, adoro tener dos pares de calcetines de reno. Eres el mejor amigo del mundo. Aunque ahora tendré que pensar en tu regalo. Dime qué quieres y te lo daré.
Escucho que la madre de Avery nos llama y me obligo a alejarme de su hija un poco, aunque aún no la suelto por completo. Me gustaba nuestra cercanía y el abrazo, pero supongo que para nuestras madres es raro vernos así.
Veo de reojo a mamá y me mira con una sonrisa, seguro debe de pensar que me gusta Avery, aunque siga sin ser verdad, sólo me gusta su compañía y su adorable obsesión por usar calcetines de animales, empezó con unos de pandas y desde entonces no ha parado.
–Cuando sepa que es lo que quiero, te lo diré. –Le digo a Avery en voz baja y luego le doy un pequeño beso en la mejilla. El gesto me sorprende a mí, pero a ella no parece haberle importado.
Va a enseñar su nuevo par de calcetines a nuestras madres muy emocionada, mientras que yo me quedo parado en el mismo lugar pensando en que regalarle esta vez.
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Relatos Navideños
ContoAquí encontraran varios relatos navideños de diferentes personajes.