Capitulo 16

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Cada 4 años y por vacaciones de primavera se hace una reunión de la familia de mi madre. Nunca falta nadie, excepto por mi abuelo que se divorció de mi abuela, se peleó con una de mis tías y se casó nuevamente con una mujer de la edad de mi madre. Cuándo mi abuela llamó para informarme la fecha en que se haría la reuniòn este año, comencé a convencer a Sebastian de tomarse ese día libre para poder ir (no me deja ni conducir por el bebé).
-Sebastian~...- le dije acercándome a él mientras leía un documento del hospital.
-¿Qué pasa?- me preguntó.
-El próximo sábado hay una reunión familiar en mi ciudad natal, toda la familia va a estar ahí.- le enceñé una sonrisa.
-¿Y tengo que ir?
-¡Claro, somos una familia, tenemos que ir!
-Veré qué puedo hacer.- me sonrió.

Cuando llegó el sábado nos levantamos muy temprano para irnos cuanto antes a la reunión familiar. Había que hacer una hora en cqrretera para llegar a la ciudad, luego otra media hora para atravezar la ciudad y media más para llegar hasta el campo donde se haría la reunión familiar.
-¡______!- escuché la voz de Mei -¡Oigan todos, _________ y Sebastian ya llegaron!
Bajamos del auto y segundos después llegaron todos a saludarnos y conocer a Sebastian. Mi abuela, mis tíos, y primos nos rodearon.
-¿Por qué estás pansona?- me preguntó Rosario, la hija de 4 años de una de mis primas.
-_______ no está pansona- la corrigió su madre -, va a tener un bebé.
-¿Y está en su barriga? ¡¿Cómo llegó ahí?! ¡¿Se lo comió?!
Las carcajadas estallaron tras ese comentario, incluso Sebastian se estaba riendo.
-No, Rosi, no se lo comió.- le dijo su padre.
-El bebé está creciendo ahí adentro- le dijo Sebastian a la niña -, y cuando esté listo, va a nacer.
-¿Y por donde va a salir?
Sebastian le susurró la respuesta en el oido a la niña, quien se quedó roja como tomate.
-¡Eso debe doler, pobre prima ________!- gritó Rosi.
Nuevamente hubo un estallido de risas, solo por parte de los hombres. Después de eso, dejé que Rosi sintiera mi pansita.
-Se está moviendo... ¿Qué es? ¿Es un niño o una niña?
-No lo sabemos.- le dije.
-¡Espero que sea una niña! Así tendré con quien jugar.- me sonrió sin retirar las manos de mi barriga -¿Y cuanto lleva ahí adentro?
-Siete meses.
-¿Y cuando va a salir?
-En Noviembre, creo.
-¡Falta muy poco!

Durante la reunión familiar mi embarazo fue el principal tema de conversación. Se sentía bien ver que todos se alegraban porque la familia siguiera creciendo.

Dormí durante todo el camino de regreso a casa, la reunión familiar había sido agotadora. Sebastian no me despertó al llegar a casa, así que seguí durmiendo hasta la mañana siguiente.

Fuimos realmente felices hasta ese día de Noviembre. El bebé nacería en cualquier momento, pero aún no sabíamos qué sería. Yo me sentía muy bien, a decir verdad.
Era mediodía y estabamos viendo televisión, criticabamos la sociedad humana a partir de las noticias, cuándo comenzaron a pasar imágenes del hospital.
-Veamos otra cosa.- me dijo Sebastian.
-No.- tomé el control remoto para seguir viendo, pero Sebastian chasqueó los dedos y la televisión se apagó -¡Oye!
Lo vi molesta un segundo y supe que me ocultaba algo.
-¡¿Lo hiciste de nuevo?!- grité.
-Creí que no querías enterarte.
-¡No, pero ya lo sé! Sebastian, ¿por qué tienes que alimentarte siempre en tu lugar de trabajo? ¡Si alguien descubre que eres un demonio podría pasar cualquier cosa!
-Nadie lo ha descubierto, me comporto como un humano normal la mayor parte del tiempo, pero tengo que alimentarme como lo que realmente soy.
-¡Todavía no lo han descubierto, ¿pero y si lo hacen?!
-Te preocupas por nada.
Me dolió que dijera aquello, me preocupo porque no quiero perderlo, pero el parece no entenderlo.
-Idiota...- murmuré con los ojos llenos de lágrimas.
Sebastian intentó consolarme y disculparse, pero yo me dirigí a la puerta.
-Déjame, necesito un tiempo sola.- le dije ya en la puerta.
-¡Pero...!
-Voy a estar bien, volveré cuando me sienta más tranquila.
-¿A dónde vas?
-Daré una vuelta por ahí. Te llamaré cuándo decida volver, no te preocupes y no me sigas. Si no he vuelto a medianoche puedes preocuparte.
Dicho esto me fui. Estuve horas dando vueltas por las calles y alejandome de la casa cada vez más. Cuándo quise darme cuenta ya estaba anocheciendo y las calles estaban vacías, así que saqué mi celular y decidí llamar a Sebastian y decirle que iba camino a casa, pero al darme vuelta me encontré cara a cara con Nicolas.
-¿Qué haces aquí sola? Es raro que ese monstruo al que llamas tu pareja no esté contigo.- me dijo.
Tuve un mal presentimiento y me di media vuelta para huir de allí, pero me encontré con un hombre alto de ojos violetas y cabello blanco.
-Lo siento, pero no irás a ningún lugar hasta ser purificada.- me sonrió con malicia.
Me tiró un polvo brillante en la cara y quedé inconciente...

Desperté rato después al oír las campanadas de la media noche. Estaba atada a una silla en medio de una iglesia abandonada.
-Por fin despiertas.- oí decir a Nicolas -No te asustes, Ash dice que no te dolerá, solo hay que matar ese demonio que llevas dentro y podrás estar bien.
Me alarmé de inmediato. ¡Querían matar a mi bebé! Estaba tan cerca de nacer y corría tanto peligro... Me sentí estúpida, si me hubiera quedado en casa con Sebastian estaría a salvo. Entonces lo recordé, si no volvía antes de medianoche Sebastian podría comenzar a preocuparse y saldría a buscarme, solo tendría que resistir hasta que me encontrara.
El otro sujeto, supongo que Ash, entró en ese momento con una bacija en sus manos.
-El agua bendita está lista- dijo -, hice algunas cantidades extras por si acaso.
-Perfecto, ________ ya despertó.
-Será mejor darnos prisa, no sea que a ese demonio se le de por venir o que su cría decida nacer. Si llega a nacer será tarde para _________ y su alma no podrá ir al cielo nunca.
Se acercaron a mí, a cada paso que daban sentía más y más miedo. ¿Dónde estás, Sebastian? Te necesito, y te necesito aquí y ahora...

Un demonio bajo mi techo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora