Capítulo 26 (Verdadero final)

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ATENCIÓN: Este capítulo está narrado desde la perspectiva de la última hija que tuvo rayis con Sebastian, y que Sebastin nombró igual que su mamá.


Estos últimos días han sido muy duros para mí y mis hermanos mayores, Marceline y Alain. Ahora mismo estoy vagando por el mundo demoníaco. Me escapé de la casa que papá tiene en este mundo porque estaba harta de su exigente entrenamiento.

Desde que lo vimos luchar con ese shinigami tras el accidente de tránsito del autobús en que viajábamos para protegernos y sobrevivir a que lo cortaran con una motocierra en el abdomen, ya no pudo ocultarnos la verdad. Resulta que somos mitad demonio los tres, nuestra madre era humana, pero murió al darme a luz... Lo que más transtornada me tiene, fue enterarme de que fui la única de los tres que nací en este mundo desconocido. Necesitaba un momento de soledad...

Tras un largo rato caminando, llegué a una especie de río de lava. Había un camino de rocas que lo cruzaba y al otro lado un bosque de árboles de hojas negras. Comencé a cruzar, saltando de roca en roca. A mitad de camino pude sentir una presencia, había otro demonio en ese bosque... A pesar de que papá nos advirtió que nos alejáramos de otros demonios hasta no dominar nuestras habilidades, seguí adelante. Era extraño, pero sentía una especie de conexión con esa presencia...

Una vez que llegué al bosque, comencé a atravesarlo en busca del otro demonio. Podía percibir cuando se movía por el bosque, pero a pesar de que sentí varias veces que estaba frente a mi o a mis espaldas, no alcanzaba a verlo. Continué avanzando hasta encontrarme frente a una cabaña a mitad del bosque, me acerqué a la puerta y vi que había un ramo de rosas negras clavado en la parte superior de la puerta, y esta era rodeada por una enredadera. Iba a girar el pestillo para entrar cuando sentí su presencia a mis espaldas.

Voltee de inmediato, y esta vez pude ver una figura esbelta y femenina, un vestido con cinturón y cadenas la vestían, en conjunto con unas botas de tacón de aguja y una capa negra. No podía ver su rostro por la capucha de la capa que llevaba puesta, pero si algo de su cabello castaño.

-¿Qué haces por aquí?- preguntó.

Podía sentir su mirada fija en mi. La mujer demonio comenzó a acercarse a mí lentamente.

-Estoy explorando.- le respondí demostrando que no me intimidaba.

Ella se detuvo frente a mí y se quedó en silencio, observándome.

-Te pareces mucho a alguien que conozco. Eres exacta a como la recuerdo, excepto por tus ojos, ella los tenía castaños.- dijo con aires de intriga.

Me sentí confundida ante sus palabras, no supe cómo reaccionar más que mirarla raro. Ella me rodeó y abrió la puerta, entrando en la cabaña.

-Puedes entrar.- me dijo después de sentarse en un sofá violeta.

Entré sin salir de mi estado de confusión y cerré la puerta detrás de mi. Me senté a su lado y noté que volvía a mirarme.

-Eres muy joven, ¿qué edad tienes?- preguntó.

-Tengo 14 años.- respondí.

-Ya veo...- se quedó en silencio y no dejó de observarme un rato.

-Pareces estresada, puedes decirme qué te tiene así si lo deseas.

-Solo me cansé de el entrenamiento tan exigente de papá y de que mis hermanos mayores pasen discutiendo con él. Hace un poco más de una semana estaba tranquila en el mundo humano, cuando tuvimos un accidente y papá luchó con un shinigami pelirrojo, y cuando la guadaña del shinigami no lo mató nos dijo que es un demonio y que por tanto, mis hermanos y yo también.

Un demonio bajo mi techo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora