El día anterior había sido el primer día de trabajo de Taehyung sin Binna, y el chico estaba francamente sorprendido por lo bien que había ido. Durante su última semana de trabajo, Binna le estuvo animando a hacer todo solo para probarle, e incluso les hizo saber al señor Jeon y a él que estaba muy orgullosa de ellos por haber sido capaces de crear su propia sinergia de trabajo. Y lo cierto era que estaban funcionando realmente bien como equipo. El señor Jeon pedía exactamente lo que deseaba, y Taehyung lo cumplía siguiendo sus órdenes y las guías que Binna había creado para él.
El único problema era que Taehyung tenía que hablar más con él. Y eso significaba tener que escuchar su voz todo el tiempo... aquella voz dulce y caliente como caramelo fundido en sus oídos. Y prestar atención mientras intentaba controlar sus instintos le estaba resultando una tarea titánica. Ahora, el trabajo no era la única cosa... dura con la que tenía que lidiar durante sus horas en la oficina.
Aquel día a la hora de comer, Jimin y Taehyung decidieron pedir comida para llevar para evitar a la multitud que se agolpaba en la cafetería los martes de tacos.
—¿Cómo va tu segundo día como el secretario del mismísimo demonio? —preguntó Jimin mientras metía una cantidad generosa de pad thai en su boca.
—No le llames así, en realidad no es tan malo como me dijiste. He tenido jefes bastante peores que él—respondió Taehyung, con una sonrisa—He tenido a una profesora magnífica, y me siento bastante confiado sobre el trabajo. Por supuesto que va a ser difícil, pero el señor Jeon sabe exactamente lo que quiere, así que, si cumplo con sus exigencias, todo irá bien.
—Dios mío, si no piensas que el señor Jeon es el mismísimo demonio, tendría que haber intervenido antes para salvarte del resto de trabajos que has tenido hasta ahora.
—Si él es el demonio, voy a ser un pecador el resto de mi vida—dijo Taehyung, provocando que su amigo expulsase el refresco que estaba bebiendo por la nariz—Lo único difícil para mí es lidiar con el hecho de que me pone así de cachondo.
—Por favor, te lo suplico, dime que estás bromeando. ¿Pero cómo puede ponerte cachondo? — Por la mirada que Jimin que lanzó al preguntarle, Taehyung sabía que realmente estaba buscando una respuesta.
—¿Pero cómo no va a hacerlo? Es tan sexy, con esa mirada de fiera salvaje...por supuesto que hablo en serio. Cada vez que me dice con esa voz profunda "buen trabajo" siento mi polla latiendo como loca dentro de los pantalones, te lo juro.
—¡No me lo puedo creer! —exclamó Jimin más alto de lo normal, empezando a reírse como loco.
—Jimin, le dejaría hacer lo que quisiese conmigo. Es vergonzoso reconocer esto, pero desde la primera vez que le vi, no he dejado de masturbarme pensando en él.
—¡No digas eso, es asqueroso! Es mi jefe. ¡Maldita sea, es tu jefe!
—Eso solo hace que le desee más. Las cosas prohibidas son las más sexys, ¿sabes?
Después de comer, Taehyung decidió volver inmediatamente a su sitio. Al sentarse, le extrañó ver la puerta del despacho del señor Jeon abierta. Disimuladamente, se asomó a la puerta para observarle, y le vio comiendo cerezas frenéticamente mientras escribía algo en su portátil. ¿Estaría preparándose para cerrar alguna negociación importante? ¿Habría algún problema que solucionar? Incluso cuando no era su trabajo preocuparse por ello, no podía parar de pensar en él, con el ceño fruncido y dándose un atracón. Sus labios estaban ligeramente coloreados y brillantes por el zumo de la fruta, dándole un aspecto incluso más sexy que de costumbre.
Sin poder evitarlo, Taehyung se perdió en sus pensamientos, soñando despierto acerca de cómo sabrían aquellos labios en ese momento. Estaba tan distraído, que se sobresaltó al ver cómo el señor Jeon levantaba de pronto la vista y se acercaba a su escritorio.
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Kim's secret [TERMINADA]
FanficJeon Jungkook es un hombre arrogante e insufrible, famoso por ser uno de los más implacables CEOs de Korea del Sur. Todo el mundo sabe que solo tiene una debilidad: las cerezas. Pero desde hace unos meses, eso no es totalmente cierto. Ahora, Jeon Ju...