Aquella noche, Taehyung no pudo dormir. Los nervios por saber que estaría sobre la cama del señor Jeon en unas horas le tuvieron en vela, pensando en qué haría con él. Había tenido la oportunidad de comprobar cómo se sentía recibir un castigo por parte del CEO, y aunque tuvo miedo de ser descubiertos y sintió vergüenza al reconocer lo excitado estaba, sin duda estaba dispuesto a ser castigado una y otra vez si eso significaba experimentar esa adrenalina y ese inconmensurable placer.
Hasta entonces, ni se había planteado lo excitante que podía ser el hecho de ser dominado por otra persona, ser educado en la más estricta disciplina para complacer a un amo todopoderoso. Pero, sin duda, estar al servicio del señor Jeon no solo como secretario sino también como sumiso sexual le estaba enseñando mucho más sobre sí mismo de lo que esperaba.
Solo recordar su propia voz entrecortada reconociendo que estaba disfrutando de ser empotrado con violencia contra la puerta del despacho hacía que sus mejillas se ruborizasen. Pero si lo ocurrido en el cuarto de baño y contra la puerta del despacho fueron solo dos arrebatos, ¿qué podría esperar si además tenía tiempo de planear algo?
Pero lo cierto era que Taehyung no se creía merecedor de recibir ninguna recompensa por parte del CEO. En realidad, no le importaba que hubiese roto su promesa, aquellos apasionados encuentros en su despacho también le hacían sentir más que satisfecho. Pero no era lo suficientemente inconsciente como para decirle que no le elevase al séptimo cielo como solo él podía hacerlo.
El deseo que ardía en su interior solo de pensar en aquella voz irresistible diciéndole todo tipo de cosas al oído, su cuerpo desnudo y aquella bestia que escondía entre las piernas era demasiado grande como para renunciar.
Así que, mientras revolvía su taza de té sentado en su mesa del comedor, pensó que la única opción posible era hacer algo para merecer aquel premio, y no sentir que estaba recibiendo más de lo que estaba aportando a su acuerdo.
Distraídamente, revisó desde su teléfono la agenda del señor Jeon, y observó cómo iba a ser un día bastante complicado para él: Tenía planificadas diversas reuniones, una de ellas vital para cerrar un trato importante con una compañía con la que deseaban colaborar. Si a aquello le sumaba el estrés añadido de días anteriores y posibles tareas que surgiesen durante el día, no le cabía la menor duda de que su frugívoro jefe ya estaría diezmando la reserva de cerezas de la nevera de la oficina. Si pudiese hacer algo para aliviar su malestar...
De pronto, como si una bombilla se encendiese sobre su cabeza, tuvo una idea. ¿Qué tal si le ayudaba a aliviar su estrés dándole algo más que cerezas? Poniendo la misma cara que un niño a punto de hacer una travesura, se levantó de la mesa y corrió a su dormitorio, abriendo el armario y rebuscando en su interior una caja de cartón. Al encontrarla, dio una palmada de celebración y la sacó de su escondite, poniéndola sobre su cama para poder abrirla con comodidad.
Un festival de colores y texturas se escondía en su interior, hasta que por fin encontró lo que buscaba. Con una sonrisa de satisfacción, sacó la suave bolsa de raso de color negro y la guardó en la bolsa que llevaría al trabajo. ¿No era el secretario más complaciente del mundo?
Al llegar a la oficina, se dirigió a la nevera del despacho, y tal y como sospechaba, el señor Jeon ya había consumido las cerezas de un día en sus primeras horas en la oficina. Tal y como se había propuesto el día anterior, registró el consumo de cerezas y aprovechó su sistema por colores en la agenda para darle un valor numérico a la urgencia e importancia de cada una de las tareas del día. Estaba tan enfrascado rellenando el documento que estaba usando para su monitoreo, que se sorprendió al ser saludado por una voz desde la puerta.
— Buenos días, señor Kim. Soy Jung Hoseok, el señor Jeon había pedido verme—dijo el chico con una sonrisa.
— Oh, por supuesto. Encantado de conocerle. Es nuevo, ¿verdad? —preguntó Taehyung, recordando al instante la conversación que había tenido con su mejor amigo durante el fin de semana.
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Kim's secret [TERMINADA]
FanfictionJeon Jungkook es un hombre arrogante e insufrible, famoso por ser uno de los más implacables CEOs de Korea del Sur. Todo el mundo sabe que solo tiene una debilidad: las cerezas. Pero desde hace unos meses, eso no es totalmente cierto. Ahora, Jeon Ju...