𝐋𝐀 𝐇𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍𝐀 𝐃𝐄 𝐒𝐇𝐈𝐊𝐀𝐃𝐀𝐈 ✓

38 | Octavo

Shikanari

Bueno que decirles, Sarada y yo no sabíamos que hacer siendo las únicas que sabían "la verdad", era todo tan confuso.

Paso un año, me volví jonin, todo seguía igual, le gente buscaba a Boruto, y todos decían que "Kawaki Uzumaki" era la víctima en todo esto, ya no hablaba con él, cada vez que nos cruzábamos trataba de evitarlo, dolía mirarlo y saber lo que hizo. Durante este tiempo Boruto me estuvo mandando cartas, contándome que hacía, me dijo que no le hablaba a Sarada porque no quería preocuparla y sabía que yo pensaría más y no diría nada de las cartas.

Cuando cumplí los 16 empecé a fumar, tal vez por la misma razón que en su momento papá empezó a fumar, para esconder lo triste que estaba, que la persona que amaba era malvada y tétrica y que un amigo era acusado de algo falso, y verla a Sarada mal también me ponía mal.

—¿Otra vez fumando? —era Mirai, siempre me retaba por fumar, yo creo que le hacía acordar a su padre y eso le dolía.

—Perdón —tire el cigarrillo al suelo y lo pise, me prometí no fumar enfrente de ella— ¿Todo bien?

—Sí, ¿tú? Estás fumando más seguido —dijo en un tono algo molesta.

—Estoy bien, no estoy fumando más seguido, mentirosa —dijo con una sonrisa— Además, solo es algo que me pego papá.

—Shikamaru-san no fuma tanto —dice Mirai.

—Lo sé, dejo de fumar un poco desde que nací, ya casi ni fuma —dije mirando las vistas.

—Shikadai ¿cómo está? —pregunta con un tono animado.

—Bien, sigue algo molesto con Ka- con Boruto —dijo recordando que para Mirai todo era al revés, no me gustaba hablar del tema con ella, por eso hecho, tal vez nos habíamos distanciado un poco, yo era más amiga de Sarada ahora por el hecho de que nos entendíamos.

—Me imagino... —la conversación era incomoda— Nos vemos, Shikanari —dijo yéndose saludándome con la mano.

—Adiós —dije con poca emoción.

Tome camino a casa.

—Llegaste —dijo mamá feliz hasta que olio el olor a cigarro— Me recuerdas a tu padre cuando lo conocí. Él era agradable, ese olor no.

—Perdón, ahora me baño.

—Hermana, volviste —dijo Shikadai, que estaba sentado en la mesa— ¿Jugamos shogi después?

—¿Para qué te gane otra vez? Claro —el shogi podía ser una de las pocas cosas que me mantenía feliz.

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2 años después, 3 años desde la partida de Boruto.

—Paso —se escuchó la voz de Sarada desde fuera de la oficina del Hokage, Konohamaru y yo éramos las manos derechas de este.

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—Se lo he explicado demasiadas veces, ¿no es así? —hablaba Sarada enojada— ¿Por qué no lo entiende?

—Esa es mi línea, Sarada —responde Shikamaru— Estábamos cerca, pero él cruzó la línea. Para empeorar las cosas, es el asesino del Hokage. Es un traidor que trata de matar a Kawaki. ¡No se librará del castigo!

—¡Lo que estoy diciendo es que la premisa original está mal! —explica Sarada— ¡Boruto no es el tipo de persona que mataría al Séptimo! ¡Al menos dele una oportunidad de explicarlo!