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28 de Mayo de 2023
Charles.
Quizá no debí haber ido a esa fiesta o más bien, quizá no debí haber regresado tan tarde. Mí cabeza daba en exageración muchas vueltas, sentía el martilleo de un equipo de construcción que para el momento solo decidió trabajar en mi cabeza. Solté el aire. La luz que entraba por las cortinas de mi habitación era muy insoportable. La ventaja de ser local, era que podía dormir en mi propia cama y no en una cama de hotel como en los otros GP.
Lo malo, es que todo el mundo esperaba mucho de mi, yo crecí aquí, mi familia y amigos están aquí. Y por eso sé que no puedo fallar, por eso sé que fue mala idea haber regresado casi en la mañana.
—Charles, por favor baja —Era la voz de mi mamá.
Sin ganas me levanté de la cama y ni me preocupé por ponerme algo que cubriera mi torso desnudo. Bajé descalzo y con pesadez las escaleras hasta llegar al living room. Para mí mala suerte ahí estaba Mary.
—Por dios, Charles, ¡tápate! —reí al observar que Mary se tapó con urgencia los ojos y me aventó su saco de Ferrari que traía en la mano. Me la puse aún estando a carcajadas.
—Estoy en mi casa, soy libre de andar como quiera —solté divertido.
—Es tarde, tenemos que irnos —mencionó rápidamente cuando se descubrió los ojos.
—Todavía ni siquiera me baño.
—Ese no es mi problema, Charles. Tienes un horario que cumplir y por lo que veo hoy decidiste ser irresponsable.
—Fue una gran noche —solté divertido.
—Agradece que la prensa no enfocó sus notas de hoy en su fiestecita de anoche.
—Fue muy buena fiesta —repetí—. ¿Entonces en qué están enfocados hoy?
—La hija de Sergio —respondió.
—¿de nuevo? —pregunté y entonces caí en la cuenta—, ah claro. Esta vez fue real el rumor.
Hace unos días se hablaba en el Paddock que el mexicano tenía un hijo perdido, no sé qué pasó después pero los rumores se esfumaron. Hasta hace dos días, cuando se volvió a escuchar el rumor y terminó siendo cierto, Sergio tenía una hija, Miranda.
—¡Miranda! —solté de repente, de manera automática. Más para mí que para los presentes.
—Si, Charles. Así es como se llama —dejé de prestar atención a la voz de Mary por recordar que anoche le rompí el celular sin querer. Pasé una mano por mi cabello despeinado —¿Entonces? —continuó Mary.
—¿Entonces qué? —pregunté desconcertado.
—La comida con los patrocinadores, Charles. ¿No estás prestando atención?
