Por favor reproduzcan The Tear Maker – Andrea Farri y Monaco – MKTO en cuanto se los indique, mejorará su experiencia de lectura.
"Why don't you close your eyes? and we can leave it all behind"
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—Quiero llevarte a un lado hoy —habló Charles frente al espejo de la habitación, mientras arreglaba su cabello.
Habían pasado un par de días desde que llegamos a Mónaco, sin duda Charles había hecho esta experiencia algo único. Se había encargado de planear todo con perfecto detalle, el conocía lo más bonito de aquí y los lugares que quizá nadie o muy pocas personas podían conocer. Eran lugares escondidos, dónde se podía llegar a lugares más altos para obtener la mejor vista de la ciudad.
Paseamos, conocimos, visitamos pero sin duda alguna habíamos conectado de una manera increíble y que nadie hubiera esperado. Me contó algunas cosas sobre él, sobre sus hermanos, su mamá, lo que le gustaba hacer cuando tenía tiempo libre, me mostró su colección de discos de vinil, los libros que su papá le había regalado, su reloj de la suerte y hasta la colección de las tazas más bonitas que tenía de todas las ciudades a las que había ido. Y le conté un poco más de mi, lo que solíamos hacer los domingos como familia, como pase mi infancia antes de que mamá se casara con Jonathan, como fueron los pocos años que viví en México y como fue la conexión con Anthony cuando nos conocimos siendo niños.
Habíamos hablado de tantas cosas pero no de lo que pasó aquella noche con George, él seguía respetando eso y seguía cumpliendo la promesa que aquella noche había hecho: "No vas a volver a estar sola".
—No me molestes, Charles. Quiero dormir.
Rodó los ojos de una forma divertida y se acercó a la cama en la que yo había estado durmiendo. Me había traído a una de sus casas por lo que había comentado, era más pequeña que en la que habíamos estado aquella noche después de la fiesta pero seguía manteniendo toda la esencia de Mónaco.
—Ya, sal de ahí —quitó las cobijas con un movimiento brusco y comenzó a reír, ocasionando que yo me contagiara de esa risa —que mentirosa eres, Miranda.
Observó que ya estaba vestida, lista para lo que tuviéramos que hacer hoy. Porque no quería decírselo pero quería disfrutar de este último día aquí con él, ¿la razón? Él tenía que volver a sus actividades de piloto de Fórmula 1.
—¿Y ahora si me vas a decir a dónde vamos?
Me levanté de la cama y lo observé negar lentamente.
—Nunca quieres decirme nada —respondí indignada.
—Es sorpresa —hizo una seña con la cabeza para salir de la habitación. Lo seguí por detrás de él, observé su outfit del día de hoy, vestía una camisa de botones azul claro con una bermuda color naranja y unos diseños divertidos, acompañado de una bandana en el cabello, que lo hacía lucir muy bien —Aunque con ese outfit te dará calor —se encogió de hombros.
