12.

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Sun is shining and so are you.

El molesto sonido de la alarma martillaba mi cabeza, hasta que una mano alrededor de mi comenzó a buscar el autor de dicho ruido, ¿una mano? ¿una mano alrededor de mi? Observé lo poco que se dejaba ver la mano, claramente era de hombre y en la muñ...

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El molesto sonido de la alarma martillaba mi cabeza, hasta que una mano alrededor de mi comenzó a buscar el autor de dicho ruido, ¿una mano? ¿una mano alrededor de mi? Observé lo poco que se dejaba ver la mano, claramente era de hombre y en la muñeca tenía algunas pulseras que yo desconocía.

Me levanté con brusquedad dejando ver a mi lado a alguien que yo conocía muy bien pero de inmediato sentí tranquilidad.

—¿Edwin? —dije desconcertada. El moreno se removió un poco entre las sábanas y luego se levantó de inmediato.

—Hola, Miranda —dijo con tranquilidad, como si despertar a mi lado fuera lo más normal del mundo.

—Edwin, ¡muévete! —lo di un aventon ligero lejos de mi. Y entonces presté atención al molesto ruido proveniente del celular, no era la alarma. Era un celular el que no dejaba de sonar. Lo tome sin prestar mucha atención y contesté.

—¿diga? —respondí.

—¿Charles? —dijeron al mismo tiempo que yo. Y entonces supe que este no era mi celular y que no era a mi a quien buscaban. Trague saliva, debí haber echo una cara de urgencia porque de inmediato Edwin me preguntó que pasaba y si estaba todo bien.

Ignoré sus palabras y con prisa busqué al monegasco por el lugar. Entonces recordé, anoche habíamos pasado una noche al estilo Los Ángeles, Alison, Edwin y yo, nos habíamos encargado de darle a Charles una noche por lo menos que pudiera recordar, lleno de diversión y fiesta desenfrenada, luces neón resplandeciendo las fachadas de los club nocturnos que visitamos, glamour y lugares exclusivos, cortesía de los papás de Alison. Para terminar con un after en casa de la rubia, con la compañía de todos los que conocían a Alison.

No recordaba a que hora se había terminado ni a qué hora nos habíamos quedado todos dormidos en living room de Alison. Seguí buscando, Charles no estaba.

La voz de la chica seguía sonando a través del teléfono. Así que solo silencié el micrófono para que no pudiera oír que le hablaba.

—¡Charles! —grité—, ¡Charles!

Entonces después de muchos gritos, Charles apareció debajo de una sábana, cerca del comedor.

—¿Qué pasa? —cuestionó con sorpresa. Me limité a mostrar el celular, pareciera que cualquier rastro de posible resaca que pudiera existir desapareció de inmediato cuando vio el nombre en la pantalla. Se levantó casi corriendo para llegar a mi lado.

—Charles, son las 11 —le dije preocupada mientras tomaba el teléfono de mis manos.

—No puede ser —se quejó.

—Perdóname, de verdad —negó rápidamente con la cabeza.

—No es tu culpa, tranquila.

El castaño tomó el teléfono y contestó nervioso, se alejó unos metros donde pudiera tener privacidad para hablar con Mia.

M ó naco | ᴄʜᴀʀʟᴇꜱ ʟᴇᴄʟᴇʀᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora