INESPERADA CONFESIÓN

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Uno, dos, tres... quince... Cada treinta compresiones en el pecho de Alma,  ponía mi boca sobre la de ella y daba una respiración. Lo hice hasta ver como un suspiro emanaba desde lo más profundo de ella y comprobé que la respiración comenzaba a ser un tanto normal.

El miedo casi me paraliza cuando sentí todo el peso de Alma en mis brazos; por esa razón no dudé en llamar a Lisa mientras  la recostaba y trataba de desabotonar la camisa en la parte del pecho.

Rogaba a todos los dioses, de los cuales había leído, que me asistiesen para que ella lograse volver.

El temor se disipó una vez que Alma fue subida en la ambulancia y fui a su lado.

Algo me disgustaba de todo esto: ¿cómo podía ser posible que una mujer que solo deseaba poseer y saciar su voracidad sexual me estaba enloqueciendo y preocupando tanto?

Con la única que me había sentido de esa manera y mucho más era con la chica que hacía la parte de mensajería y las copias. Siempre me había desconcertado y sabía que iba enamorándome de a poco de ella por su dulzura, su timidez y su introspección, que la hacían ver a mis ojos como una deidad hecha solamente para amar e idolatrar.

Pero Alma no era la "fotocopista" y sin embargo me estaba desconcertando de esa manera, aunque, pensandolo bien -me dije a mi mismo-se parecían demasiado.

Mis pensamientos se interrumpieron cuando la ambulancia llegó a la clínica central.

Lisa ya se encontraba allí realizando el papeleo para el ingreso de su amiga. La víun tanto preocupada y demasiado nerviosa.

Cuando llevaron a Alma a la habitación, quise ingresar, pero Lisa me interceptó.

—Hasta aquí llega tu ayuda Nam. Gracias por todo. Puedes irte—espetó Lisa de manera rápida y cortante.

—¿Por qué no puedo entrar? Quiero ver si reaccionó. Quiero ver si está bien y pedirle disculpas.

—Mira Kim Namjoon—solo así me llamaba cuando estaba enojada—ya hiciste demasiado. Cuando Alma despierte, le haré saber de tu aflicción y tu intención de disculparte. Seguramente entenderá y estará agradecida.

—Lisa, ¿cuál es el problema con esta mujer? Tanto hermetismo a su alrededor cada vez que hablamos de ella ¿Acaso es hija de algún mafioso?

—Nam, por lo que más quieras, vete, ¿si? Los familiares de Alma ya deben estar por llegar y no quisiera que ellos cuestionaran tu presencia aquí. Saldría todo a la luz de lo que pasó y te juro, mi querido, que no querrás estar en las manos de su padre—advirtió mi amiga.

—¿Qué tienen mis manos de terroríficas, señorita Park?—se escuchó al principio del pasillo.

Lisa se dió vuelta lentamente sabiendo muy bien quien era el dueño de aquella voz.

—¡Señor Kang! No sabía que había llegado ya. Puede pasar al cuarto donde está Alma. Déjeme arreglar un asunto y ya estoy con usted de nuevo—decía Lisa mientras trataba de ocultar el temblor en sus palabras.

—¿Señor Kang?— musité detrás de Lisa.

—¡Kim! ¿Que haces aquí?

—Vino conmigo—se apresuró Lisa a contestar—Me trajo de inmediato a la clinica para hacer los trámites.

Miraba confundido a mi amiga, mientras me acercaba a estrechar la mano del presidente dueño de la compañía de la cual yo era el segundo accionista mayoritario.

—Pueees... sssi, señor. Traje a Lisa lo antes posible. Estaba muy asustada y se muy bien lo que quiere a su hija—culminé airoso de mi excusa.

El señor Kang comenzó a reírse. Ambos no entendíamos qué sucedía.

—Kim, lo sé todo— hablaba Kang recuperándose de su risa.

Quedé pálido. Mi corazón quería salir por mi boca; sentí que en ese mismo instante iba a morir.

—No comprendo, señor— tartamudeé.

—Se del juego que estuvieron jugando tú y mi hija.

–¿Sssssu su hija? ¿Alma es su hija?—no daba crédito de lo que escuchaba.

—Así es—prosiguió el presidente— y no tan solo es mi hija—paró para volver a reír.

Sinceramente estaba aún más perdido con todo esto. Solo quería salir corriendo y esconderme bajo una piedra.

—Perdona, muchacho, es que esto es muy divertido.

—Disculpe, jefe, pero no entiendo a qué se refiere con "divertido".

—Es que, hijo (y digo bien en llamarte así) jamás me hubiese imaginado que ustedes dos se iban a conocer antes de tiempo.

—Sigo sin entender—dije en un tono exasperante.

—Me refiero a que ya conociste a tu prometida Namjoon. Alma y tú fueron concertados para un matrimonio arreglado entre tu familia y la mía.

En ese mo.ento sentí que todo  daba vueltas y me agarré de la pared, para luego vomitar todo sobre los zapatos de Lisa.

EL GRAN PREMIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora