Capítulo 7

235 30 39
                                    

Desánimo 

Los días corrían rápidamente, y cada vez faltaba menos para que llegara el gran día. El día en el que Odio mostraría un poco de su talento al mundo, la idea aún lo aterraba, pero igual pensaba presentarse. Algo que era un poco problemático para él, era que la actividad sería dentro de dos días y todavía no se decidía acerca de que presentar, había redactado dos escritos. Cada uno muy diferente a lo que acostumbraba a escribir en la actualidad, eran bellas letras, pero sin su realidad. Después de todo, pensó que por un momento no quería escribir sobre aquello, quería escribir algo que lo hiciera escapar de la misma.

Es mi manera de liberarlo todo, pero tal vez... Solo tal vez no quiera liberar nada en esta ocasión. Quiero escapar, de todo aquello que yo mismo debo obligar a salir. Aunque sean solo mentiras, necesito hacerlo.

La realidad duele, por eso quiero escapar un momento de ella.

Leía una y otra vez los dos escritos que había redactado, pero había uno en especial que no dejaba admirar. "Tranquilidad", leía el título y sonreía. Había un extraño brillo en aquellos ojos que era difícil de descifrar, por primera vez en mucho tiempo le gustaba algo de lo que él hacía y sentía que estaba bien.

Tal vez sí tenga ese talento que la señorita Bondad ve en mí. Sí alguien llegara a leer la realidad que escribo, ¿también pensaría que sigo teniendo talento o que son solo tonterías en papel?

No dejó que los pensamientos negativos opacaran el entusiasmo que sentía, al contrario, leía una y otra vez el título y pensaba en lo mucho que deseaba eso. Él había redactado aquel escrito pensando en algo que realmente necesitaba. Tranquilidad, mucha tranquilidad. Con una gran sonrisa que por momentos temblaba, salió corriendo de su habitación escaleras abajo con su escrito en las manos buscando a alguien.

Hice algo realmente bueno, él tiene que verlo.

Buscó por toda la casa llamando a la persona que buscaba, pero aún no la encontraba, abrió puertas de diferentes lugares, pero nada. Cuando finalmente vio que solo quedaba una puerta al final del pasillo, se acercó lentamente a ella. Tomando un profundo suspiro y con manos temblorosas agarro la manecilla y abrió la puerta, encontrando así a quien buscaba.

—Padre—exclamó entrando y cerrando la puerta detrás de él.

—Ahora no tengo tiempo hijo, tengo mucho trabajo— respondió sin siquiera levantar la vista de todos los papeles que estaba revisando mientras permanecía sentado en aquel escritorio.

—No tomará mucho tiempo. Quiero mostrarte algo que escribí— movía sus pies lentamente de un lado a otro mientras aseguraba lo que quería mostrar en sus manos que estaban escondidas detrás de su espalda.

—No sabía que escribías— dijo Vileza mientras dejaba un poco de lado los papeles para mirar a su hijo, quien en ese entonces había logrado cautivar su atención.

No sabes muchas cosas de mí, creo que ni siquiera me conoces.

—¿Sabías que esas cosas no te llevan a ninguna parte?, no pierdas tu tiempo en esos disparates— volvió a hablar Vileza incomodando un poco al chico.

—No son disparates, re...

Odio se detuvo en seco, olvidando todo lo que iba a decir al ver como su padre lo fulminaba con la mirada, y darse cuenta de que no debía llevarle la contraria. Eso nunca terminaba bien.

—¿Podrías echarle un vistazo? Creo que podría gustarte— le extendió el papel en donde se encontraba su escrito, con una sonrisa que no paraba de temblar provocando una lucha consigo mismo por mantenerla debido a que sentía que en cualquier momento se desvanecería.

Sí di señalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora