Rechazo
Solo observo, no me acerco.
Quiero que también me inviten, no que me eviten.
Quiero que me miren con ojos de Bondad, no con esos ojos que me juzgan sin parar.
Por favor, contesten.
Mis labios enuncian palabras, que se desvanecen rápidamente al ser ignoradas.
Alguien, por favor. No me aparte sin razón...
—¡Señorita Altivez!
...
—¡Señorita Altivez! —el chico llamó a gran voz, pero de nuevo la mencionada no respondió.
Justo en ese momento, todos estaban en el aula AT-9 tomando clases de arte. La maestra de dicha clase, la señorita Altivez, les había indicado a sus alumnos que hicieran grupos de cuatro integrantes, para poder realizar una actividad. Sus alumnos obedecieron, pero dos de ellos se quedaron sin grupo. Odio, era uno de esos dos. El otro, era Empatía, un chico nuevo que, habló de inmediato con la maestra. Quien lo integró a un grupo con facilidad.
Todo eso fue distinto, cuando Odio intentó hacer lo mismo. La maestra parecía ignóralo totalmente.
—Disculpe, señorita— exclamó Empatía, percatándose de toda la situación.
—Sí, dime querido—respondió de inmediato.
—Uno de mis compañeros tiene mucho tiempo hablando con usted, pero creo que se esmera mucho en ignorarlo. —Frunció levemente el entrecejo, mientras miraba a la mujer a los ojos.
—Oh, claro que no. — Fingió falso asombro— es obvio que no escuché que Odio, estaba hablando conmigo.
—Si ese es el caso ¿Cómo sabe que hablaba de él? —las comisuras de los labios de Empatía se elevaron, revelando una sonrisa de satisfacción.
Altivez, abrió y cerró su boca varias veces. Al no tener más argumentos, rodó los ojos y miró a Odio. Mostrándole una sonrisa muy forzada.
—Odio ¿Qué ocurre? —preguntó con voz gélida.
—Y-y-y-yo, no tengo a nadie con quien trabaja...
—¡Puede trabajar con nosotros! — canturreó Empatía, señalándose a sí mismo y a las personas que conformaban su grupo.
Eso llamó la atención de los mencionados, los cuales lo miraron con mucho disgusto. Ninguno quería decirle algo, pero la incomodidad de uno de ellos era tanta que, no pudo callar más.
—¡No! Él no puede trabajar con nosotros—. Gruño Rechazo, mirando primero a Odio, y fijando su vista luego en Empatía. —Nosotros no trabajaremos con él, si tú quieres hacerlo. Adelante, pero recuerda que estarás solo con el tartajoso.
—Yo...
—No es necesario que discutan por mi culpa. Está bien, puedo trabajar solo.
Odio, vio que la situación podía empeorar por su culpa, por eso interrumpió a Empatía, para poder hablar antes de que sus amigos se enojaran más con él. Lo miró una ultima vez, y le dedicó una pequeña sonrisa de boca cerrada.
Gracias.
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Sí di señales
Short StoryEsta es la historia de Odio, un adolescente incomprendido que se dejó consumir por una falsa felicidad cuando todas las cosas buenas empezaron a desaparecer y las malas a renacer.