Alegría
Hace tiempo que se volvió una desconocida, debido a que se alejó y dejó de ser su amiga. Era tan parecida a Tristeza y a la vez tan diferente, una representaba lo bueno y la otra lo malo. Pero Odio veía las cosas de una manera muy distinta, quien realmente era la mala, para él era todo lo contrario.
Odio se encontraba en el parque, sentado en un pequeño banco observando a las personas a su alrededor, viendo como Alegría se divertía con ellas, quienes reían y parecían ser felices con ella, jugaban y corrían, lo que era más extraño era que tenían una sonrisa en su rostro.
¿También es de felicidad? La confusión invadió el rostro de Odio, quien no lograba entender lo que veía, no encontraba respuesta a aquella pregunta. Quiso preguntarle a Alegría que significaba aquella sonrisa, pero ella en ningún momento se acercó a él, al menos no mientras estaba sentado solo. Tristeza se acercó y se sentó a su lado, trayendo consigo una compañía. Compañía que Odio aún no podía sentir, debido a que un ser venia corriendo apresuradamente hacía él, llegando cerca de su pie, comenzó a mover su cola y a sacar la lengua mientras observaba al joven, quien no sabía como reaccionar ante el afecto que le estaba mostrando el chihuahua, nunca le había sucedido ese tipo de cosas.
Sin pensarlo tanto, extendió su mano y comenzó a acariciar al pequeño perro. Fue una sensación bastante extraña y agradable para él, lentamente la comisura de sus labios se iba alzando, revelando así una pequeña sonrisa, una sonrisa verdadera. No aquella sonrisa falsa que mostraba cada vez que aseguraba estar bien cuando realmente no era así. Tristeza al ver aquello empezó a sentirse incomoda, bastante incomoda debido a que estaba siendo dejada un poco de lado, o eso era lo que creía ella, ya que, para Odio, ella nunca sería dejada de lado, todo lo contrario.
Tristeza en ese momento hizo todo lo posible para llamar su atención. Le hablaba, pero él no podía oírla, en vez de su voz, escuchaba el silbido de la brisa. Lo tocaba, pero él no podía sentirla, en su lugar, sentía pequeños escalofríos. En estos momentos no podía ver a su amiga que estaba sentada a su lado, mientras estaba acariciando al animal, solo podía sentir que una fuerte brisa lo rodeaba.
—Eres muy adorable— susurró Odio, acercándose cada vez más al pequeño, el cual no dejaba de moverse en sus manos debido a la emoción, la conmovedora escena poco a poco fue llamando la atención de alguien más.
Alegría, quien fue acercándose lentamente donde se encontraba el joven. Ignorando completamente a Tristeza, se sentó al otro lado de Odio. Ella no sabía que decirle, o que hacer, así que solo se mantuvo en silencio y cabizbaja, pensando que podía hacer para poder regresar nuevamente a él. El joven, cansado del silencio de quien algún día fue una gran amiga para él, habló interrumpiendo sus pensamientos.
—Me soltaste— musitó, deteniendo lentamente las caricias que le estaba dando al pequeño.
—Yo...
—Te esperé tanto tiempo, y tu no me hiciste caso— se puso de pie, acto que hizo que el pequeño perro saliera corriendo, pero aún así Alegría seguía presente y Odio siguió reprochándole.
—¿Sabes todo lo que hice para llamar tú atención? Solo quería que me miraras, aunque fuera una sola vez— las lagrimas no tardaron mucho en apoderarse de sus ojos— pero tu no lo hiciste, en ningún momento lo hiciste. Tuve que admirarte desde lejos, porque solo estabas con ellos.
Alegría, quien no había podido decir nada, se sentía tan culpable que poco a poco empezaba a desvanecerse, mientras veía como su gran amigo lloraba desconsoladamente frente a ella.
—¿Es por eso qué estás con ella? — inquirió mientras señalaba a Tristeza, quien en ese momento fue visible ante los Ojos de Odio—¿Cómo es posible que a ella la quieras y a mí me aborrezcas? — finalizó sin ese tono alegre que tanto la caracterizaba.
—No te aborrezco, aunque quisiera no podría hacerlo— afirmó Odio negando con la cabeza, mientras volvía a sentarse en el banco. — Aunque te dijera porque la prefiero a ella antes que a ti, creo que no lo entenderías. La verdad es que ni yo mismo me entiendo.
Suspiró, y haciendo una pequeña pausa volvió a hablar:
—Pero tu jamás podrás entenderme, nunca estás y cuando realmente estás. No es conmigo sino con alguien más— finalizó Odio.
Alegría, se sentía realmente mal por haber abandonado a su amigo, que la necesitaba mucho para mantenerse estable. La culpabilidad que sentía hacía que se desvaneciera cada vez más rápido, pero ella quería aprovechar ese poco tiempo que le quedaba, así que siguió conversando con ese joven que un día fue su gran amigo.
—¿Podrías perdonarme? — susurró cabizbaja.
—Sí, el rencor nunca ha sido una de mis cualidades— afirmó. — Pero no esperes que vaya detrás de ti, realmente ya me cansé de eso. No puedo ir por un camino persiguiendo mi salvación y terminar estancándome en algo aún peor.
Alegría empezó a cuestionarse una y otra vez por qué Odio prefería a Tristeza antes que a ella, o si él realmente no la aborrecía. Mientras se cuestionaba esas cosas, también intentó ponerse en su lugar, pero era muy difícil dejar de lamentarse por haber cometido tal descuido. Lo peor de todo es que lo tendría que dejar nuevamente y tal vez no volvería a verlo o a interactuar con él dentro de mucho tiempo.
Faltando poco para que terminara de desvanecerse, le hizo una última pregunta a Odio.
—¿Cuándo empezó todo esto?
—Hace algunos años atrás, como todo lo demás— enunció secando las lágrimas que descendían libremente por su rostro con el dorso de sus manos. —Pero tú nunca te percataste de ello hasta ahora, eso es lo que más me duele. La verdad es que, para una persona como yo, duele mucho la felicidad.
Esas últimas palabras, fueron las gotas que derramaron el vaso ya que esas fueran las últimas palabras que escuchó Alegría antes de desvanecerse completamente. Ella se marchó, trayendo así la voz de Tristeza.
—Volviste— Enunció Odio con la mirada perdida.
—Estuve aquí todo este tiempo, pero no podías verme— aclaró Tristeza.
—Tienes razón, tampoco podía oírte— declaró él, mirando nuevamente donde se encontraba Alegría, para así poder saludar a la compañía que había traído Tristeza. —Hola Soledad.
Una vez más se formó esa sonrisa en sus labios, aquella falsa sonrisa había regresado.
✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨
Hola gente bonitaaaa. Este es el segundo capítulo de este libro, me divertí escribiéndolo y disfruté las canciones que estaba escuchando mientras hacía todo.
No es largo, como he dicho anteriormente. No me gustan los capítulos largos, y creo que tampoco puedo escribir capítulos tan largos. Tengo miedo de arruinarlo todo, pero igual este libro no está tipo programado para tener capítulos largos.
Espero que les guste, aunque sea un poquito. Pueden comentar que les pareció o x cosa.
No olviden votar.
Sin más nada que comentar, se despide de ustedes la autora de esta historia. *voz de narrador*.
ESTÁS LEYENDO
Sí di señales
Cerita PendekEsta es la historia de Odio, un adolescente incomprendido que se dejó consumir por una falsa felicidad cuando todas las cosas buenas empezaron a desaparecer y las malas a renacer.