Capítulo 19:

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REVENGE.



Amy.

Mientras el helicóptero ruge bajo mis pies, la adrenalina aún me corre por las venas, mezclada con una furia que no puedo sacudir. El maldito Matteo Caruso, siempre controlando cada maldito movimiento, como si todos fuéramos piezas en su estúpido tablero de ajedrez. Lo peor es que me metí en esto por mi cuenta. Me enredé con él hace años, enredándome en sus malditos secretos mientras me follaba como si fuera el único hombre en la tierra que pudiera controlarme. Y, maldita sea, lo odiaba... y al mismo tiempo, no podía dejarlo.

Miro a Dominic. Este tipo, siempre tan sereno, tan en control, como si nada lo tocara. Mientras yo estoy hirviendo, él está en su maldito zen.

—¿Qué demonios estás mirando? —le suelto con una sonrisa.

—Nada, Cooper. Solo asegurándome de que mantengas la cabeza en su sitio. —me dice sin levantar la voz, sin siquiera darme una maldita señal de que le importo más de lo necesario.

Ruedo los ojos.

—Vaya, qué honor que el Capitán Smith se preocupe por mí. ¿Sabes? Siempre me pone caliente cuando un hombre trata de "cuidarme".

Pero claro, él no se inmuta. Sigue siendo el mismo robot de siempre. Qué asco. En cambio, yo estoy ahí, jugando con mi cuchillo, imaginando qué haría si tuviera a Aleksandr Ivanov delante. Ese hijo de puta está ahí afuera, planeando algo grande, lo sé. Y mientras tanto, Matteo sigue tirando de los hilos como el maldito titiritero que es.

El helicóptero desciende y escucho la radio crujir, la voz de Matteo atravesando como una daga.

—Cooper, Smith, informe de estado.

Es como si pudiera sentir su mano sobre mí, incluso desde la distancia. Siempre me ha controlado de esa forma. Primero con palabras, luego con su cuerpo.

Y odio que aún me afecte, que mi piel se erice cuando suena su voz. Me sacudo el pensamiento.

—Todo asegurado, Coronel —respondo, tratando de no dejar que el rencor se filtre en mi voz, pero es inútil.

Está ahí, colgando de cada palabra.

El helicóptero toca tierra y el caos del muelle parece haberse quedado atrás, pero en mi mente, el infierno sigue ardiendo. Veo a Dian, uno de los reclutas, con la pierna ensangrentada. Me acerco, y aunque sé que debería preocuparme, lo único que puedo hacer es burlarme de la situación.

—¿Cómo va, sargento? —le pregunto, mi tono goteando sarcasmo mientras él se retuerce de dolor.

—Aguantando, teniente —me responde, forzando una sonrisa a través del dolor.

—Así me gusta. Si no sangras, no lo estás haciendo bien —Lo digo, pero ni siquiera lo pienso.

Solo soy yo, soltando palabras sin filtro mientras el caos de esta operación me sigue carcomiendo por dentro. Porque sé que esto no ha terminado.

No hasta que vea la cabeza de Aleksandr Ivanov rodar. Y si hay algo que sé, es que Matteo no va a dejar que ninguno de esos cabrones quede de pie.

Me giro hacia Dominic y lo veo con esa mirada de advertencia. Siempre tan correcto, tan caballero, tan... aburrido.

Qué desperdicio. Aunque parte de mí sabe que si las cosas fueran distintas, podría haber algo.

Pero no, no estoy hecha para las historias felices.

Soy un desastre, y él lo sabe.

—Vamos a movernos, Smith.

Mientras caminamos hacia el centro de mando, cada paso me acerca a lo que sigue. Y aunque intento centrarme en lo que viene, no puedo dejar de pensar en Matteo. En cómo siempre me tiene atada, ya sea con sus órdenes o con sus malditas manos en mi cuerpo. Pero esta vez, va a ser diferente. Porque estoy lista para arrancar a ese hijo de puta de mi vida... aunque, mierda, no sé si quiero.

𝐓𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐚𝐬 [+𝟐𝟏, 𝐎𝐑𝐈𝐆𝐈𝐍𝐀𝐋, 𝐑𝐄 𝐒𝐔𝐁𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora