Capítulo 33:

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    "Hay historias que solo se cuentan en la penumbra de una noche solitaria."

                
              


                 CENAS Y CONFESIONES.





Amy.

Miro por la ventana mientras Dominic maneja, el peso de mi reciente ascenso a capitán aún pesando en mis hombros como una carga que todavía no he aprendido a llevar con comodidad. Las luces se desvanecen mientras dejamos atrás la base, y mi mente sigue atrapada entre el caos de las operaciones y la constante sombra de Matteo que no logro apartar.

Dominic me lanza una mirada rápida de reojo, sus labios curvados en una sonrisa ligera, aunque noto una pizca de algo más en sus ojos, melancolía, quizás.

Le respondo batiendo las pestañas, intentando romper la tensión que parece crecer entre nosotros.

—¿Qué pasa, Smith? —pregunto, usando su apellido como en la base, tratando de sacarlo de ese momento de introspección.

Él suelta una risa breve, pero sin mucha convicción.

—Nada, Capitán Cooper —dice, usando mi nuevo rango con cierta ironía—. Solo... estaba pensando en lo que viene. Sabes que el Coronel va a volverse loco cuando se entere de que ahora eres su igual, ¿verdad?

—Que se joda el Coronel —respondo, mi voz cargada de una risa—. No le debo nada.

Dominic suelta una carcajada grave que resuena por el interior del auto. Gira una esquina, y veo el edificio moderno y elegante al que nos dirigimos. Entramos al estacionamiento subterráneo, y mientras apaga el Audi, hago el gesto de abrir la puerta, pero él me golpea la mano con rapidez.

—¡Ey! —protesto, mitad riendo, mitad sorprendida—. ¿Qué demonios te pasa?

Él solo sonríe, con esa expresión arrogante que no le abandona.

—Las damas no abren puertas —dice, saliendo del auto.

Lo veo rodear el vehículo con la misma calma y seguridad que muestra en el campo.

Abre mi puerta, y su mano me ayuda a salir.

—Vaya, qué caballeroso —comento con sarcasmo mientras acepto su mano.

—No te acostumbres —responde.

Mientras caminamos hacia la entrada del edificio, el aire fresco me golpea la cara, mezclado con el familiar olor a humedad y gasolina de la ciudad. Dominic mantiene el paso a mi lado, siempre atento, pero sin parecer que me está protegiendo.

Como en las operaciones: distancia calculada, siempre alerta.

—Sabes, Smith —digo, rompiendo el silencio—, nunca te imaginé siendo tan formal.

Él se ríe de nuevo, una risa baja que vibra en el espacio entre nosotros.

—Ni yo pensé que serías tan molesta —replica, su sonrisa más evidente ahora.

—¿Siempre traes a tus conquistas aquí? —le pregunto, levantando una ceja con provocación.

Dominic no se deja intimidar. Me lanza una mirada intensa, esa que utiliza cuando quiere dejar claro que juega en un nivel diferente.

—Eres la primera en mucho tiempo —dice mientras presiona el botón del ascensor—. Y la única que quiero aquí ahora.

El ascensor se cierra alrededor nuestro, y la sensación de confinamiento en un espacio tan pequeño hace que mi mente salte de nuevo a Matteo. ¿Dónde estará ahora? La intensidad de su mirada aún me quema desde la distancia.

𝐓𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐚𝐬 [+𝟐𝟏, 𝐎𝐑𝐈𝐆𝐈𝐍𝐀𝐋, 𝐑𝐄 𝐒𝐔𝐁𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora