Capítulo 6:

560 80 16
                                    






CLASH.



Matteo.

Estoy revisando los dossiers, pero no puedo concentrarme del todo. Mis pensamientos me traicionan, llevándome de vuelta a ese sofá en la habitación oculta del club, donde Amy se montaba sobre mí con una intensidad que aún siento en cada fibra de mi cuerpo. La forma en que rebotaba sobre mi polla, con esa mezcla de necesidad y desafío en sus ojos... «Joder.», fue lo más ardiente que he vivido en mi puta vida.

Ella se movía con una ferocidad que me hizo perder el control, embistiéndola tan fuerte desde que podía sentir cómo nuestros cuerpos chocaban, se apretaba los muslos y eso hacía que chocaran con los míos cada que subía y bajaba en mi polla, su aliento caliente en mi cuello, sus gemidos ahogados en mi oído. Ni siquiera Derek importa en esos momentos, ni el hecho de que esté comprometida con ese idiota. La forma en que la follé... «Mierda.», quiero hacerlo otra vez. Quiero volver a sentir sus tetas rebotando contra mi pecho, su trasero moviéndose en mi polla. Es como si cada centímetro de su cuerpo estuviera hecho para volverme loco, para que la coja una y otra vez.

Y ahora, aquí está, después de haber matado a uno de los jefes más importantes de la mafia de Arabia Saudita, como si nada. Ni un atisbo de remordimiento, solo pura determinación. «Puta madre», es como si se moviera por el campo de batalla con la misma gracia y ferocidad con la que se movía sobre mi polla. No sé si quiero estrangularla por meterse en más peligro, o volver a follarla tan duro que no pueda pensar en nada más que en mí.

Mi padre, Grayson, da órdenes con la misma autoridad que siempre, sin perder el control ni por un segundo.

—¡Aseguren las entradas y salidas! ¡Nadie entra o sale sin ser revisado! ¡Quiero un informe de situación de todos los equipos en cinco minutos! —la voz de Grayson resuena por el espacio, cortante y precisa.

—¡Entendido, comandante! —responden todos al unísono, la disciplina arraigada en ellos desde el entrenamiento.

De reojo, la veo. Amy está con la niña en brazos, su rostro suavizado por una ternura que raramente muestra. Es una maldita contradicción; hace unos minutos estaba cortando la cabeza de Abdul Rahman, y ahora está consolando a esa niña como si fuera su madre.«Mierda.», si no fuera tan jodidamente letal, sería casi tierna.

Quiero volver a sentirla, a tenerla debajo de mí, recibiendo mi polla con su vagina apretada, escucharla suplicarme mientras la penetro una y otra vez. Y no me importa que esté comprometida, no me importa nada. Solo quiero joderle la vida a Derek y follármela hasta que no pueda pensar en nada más que en mí.

Pero ahora, tengo que concentrarme. Aunque verla así me hace querer olvidarme de todo y arrastrarla a esa habitación otra vez, sé que hay trabajo que hacer. Pero, «joder» , cuando esto termine, más me vale encontrar una forma de estar a solas con ella. Porque esto entre nosotros está lejos de haber terminado.

Observo cómo Amy sostiene a la niña entre sus brazos, con esa suavidad que parece contradecir cada cosa que acabo de hacerle a Abdul Rahman. Esa ternura en su rostro... joder, es como si hubiera dos versiones de ella coexistiendo al mismo tiempo. La mujer que puede cortar una cabeza sin pestañear y la que ahora trata de consolar a una niña asustada. ¿Cómo puede cambiar así de rápido? Y lo peor es que esa dualidad me atrae más de lo que quiero admitir.

—Vamos a salir de aquí pronto, pequeña —le susurra a la niña, ahuecando su rostro entre sus manos, como si fuera lo más preciado del mundo.

No puedo evitarlo; una parte de mí la ve y solo quiero volver a lo que teníamos en el sofá hace una hora. Quiero que me mire con esos ojos que lo dicen todo, quiero tenerla de nuevo encima de mí, escuchando cómo jadea mi nombre. Quiero que vuelva a rebotar sobre mi polla, sentir cómo sus tetas presionan contra mi pecho, cómo su culo se mueve contra mis manos mientras la embisto. «Joder

𝐓𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐚𝐬 [+𝟐𝟏, 𝐎𝐑𝐈𝐆𝐈𝐍𝐀𝐋, 𝐑𝐄 𝐒𝐔𝐁𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora