Capítulo 26:

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«En la guerra, los enemigos más peligrosos no son los que te apuntan con un arma, sino los que comparten tu cama.»

    

        
                               COLOMBIA.


Amy.

Me despierto al amanecer, sintiendo el cuerpo pesado después de la intensa noche anterior. Desde la cama, escucho los suaves murmullos provenientes del estudio de Matteo. Debe estar trabajando. Me estiro lentamente, tratando de despejarme, y me dirijo al baño. El agua caliente ayuda a despejar mi mente. Me pongo la ropa que llevaba ayer y me hago una trenza apretada. Miro mi reflejo en el espejo, evaluando los rastros de la noche anterior en mi rostro.

Bajo las escaleras, el sonido de la conversación de Matteo se vuelve más claro. Me detengo en seco cuando reconozco la voz de Sophie.

—Es una operación delicada, Coronel. Necesitamos asegurarnos de que todos estén listos —dice Sophie, su tono profesional pero con un toque de familiaridad que me irrita.

—Lo sé, Sargento —responde Matteo, su voz firme y autoritaria—. Pero confío en mi equipo. La misión se llevará a cabo según lo planeado.

«Otra vez Sophie, siempre Sophie», ruedo los ojos mientras sigo escuchando.

—¿Y qué hay de Cooper? —pregunta Sophie con una pizca de celos disfrazados de preocupación—. Sabes que puede ser impulsiva.

—Cooper es más que capaz de manejar esto, Peralta —Matteo responde con un tono que no permite discusión.

Decido salir del penthouse antes de que Sophie pueda seguir. Bajo las escaleras rápidamente, pensando en todo lo que ha sucedido últimamente. «Siempre en la sombra de Sophie. Pero esto no es un juego. Tenemos una misión.»

Al salir del edificio, el lujo de la vida de los Caruso me rodea. Las calles están tranquilas, pero llenas de señales de opulencia. Suspiro, sintiendo el frío en mis piernas mientras camino hacia la base de taxis. Justo cuando estoy por llegar, un auto negro se detiene bruscamente frente a mí. Un Maserati Ghibli. La puerta se abre y veo a Matteo al volante.

—¿A dónde crees que vas? —su voz es cortante, sus ojos me taladran.

—No es asunto tuyo, Coronel —respondo, mi tono desafiante.

—Súbete al maldito auto, Amy —ordena, sin espacio para discusión.

A regañadientes, me subo, su mirada me atraviesa. El auto arranca y Matteo no pierde el tiempo.

—¿Qué estabas pensando? —dice, su voz baja pero peligrosa—. Estamos en una misión crucial.

—No necesito que me lo recuerdes, Matteo —replico, rodando los ojos—. Estaba tomando aire.

—Necesitamos que estés concentrada. Los hermanos García no son un grupo que podamos subestimar.

La tensión en el interior del auto es palpable. Llegamos a la base rápidamente. Me bajo del coche y azoto la puerta, enfadada.

—Más te vale no joderlo, Teniente —dice, su voz helada.

—Lo mismo digo, Coronel —respondo, y camino rápidamente por los pasillos hacia mi dormitorio.

Una vez en mi habitación, me cambio rápidamente a mi uniforme táctico: pantalones cargo negros, botas militares, una camiseta ajustada negra y mi chaleco táctico lleno de compartimentos. Me peino en una trenza apretada y salgo hacia el área de operaciones. Al llegar, veo a las tropas alineadas y otros soldados preparando las armas y explosivos.

𝐓𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐚𝐬 [+𝟐𝟏, 𝐎𝐑𝐈𝐆𝐈𝐍𝐀𝐋, 𝐑𝐄 𝐒𝐔𝐁𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora