Hemos pasado más de hora y media en la barra envueltas en una conversación infinita. Hemos conectado a la perfección. Es una de esas personas con las que sientes una confianza inmediata pero..., me falta una cosa por saber.
—Oye, ¿cómo te llamas? —pregunto posando la mirada en sus ojos verdes—. No me has dicho tu nombre.
—Tú tampoco me has dicho el tuyo.
—Creo que... no he tenido tiempo.
La chica esboza una sonrisa; elegante, sexy.
—¿Quieres decir que hablo demasiado?
—Puede ser —vacilo.
—Me llamo Maura.
—Yo soy Lola.
Maura se lleva la copa a los labios y coloca su pelo tras la oreja.
—Mis amigas van a matarme —comento.
—¿Por qué?
—Yo tenía una misión entre manos —comienzo a contarle muerta de la risa—. Una misión que se ha visto interrumpida.
—¿Interrumpida?
—Cuando me he chocado contigo.
—Ups, lo siento —me mira más de cerca para susurrar:—. ¿Qué ibas a hacer?
—Ligar con aquel chico de allí —señalo discretamente hacia el joven y vuelvo a mirar a Maura—. Pero creo que te tengo que dar las gracias.
Maura analiza al chico unos instantes, agarra su copa, le da un trago y me mira asintiendo con la cabeza.
—No habías elegido nada mal —admite—. ¿Por qué no vas ahora?
—No, no. Si yo no quería.
—¿Ibas a ligar con alguien con quien no querías?
Frunzo los labios y la miro con una mueca de duda, me muero de vergüenza, ha sonado tan patético escucharlo salir de su boca... noto arder mis mejillas. Efectivamente, iba a ligar con alguien con quien no quería solo para que mis amigas me dejasen en paz. Es triste, pero es así. Me he autoconvencido de que es eso lo que necesito hacer esta noche, y he ido a por ello.
—Eres mi salvadora. —Bromeo—. Has aparecido de la nada para impedir que me acerque a él.
—¿Por qué ibas a acercarte a ese chico si no querías hacerlo? —arruga el ceño y me mira con los ojos llenos de vida, muy atenta.
—Mis amigas... —comienzo a decir—. Son terribles. Es una larga historia.
—Tengo tiempo —se acomoda en la barra y bebe el último trago de su copa.
Y ahí voy... a sentirme más patética de lo que ya me siento. ¿Cómo decirle a una desconocida que solo lo iba a hacer para darle el gusto a ellas? Que esas tres brujas me habían lavado la cabeza. Decido empezar por el principio, contárselo todo. Me vendrá bien desahogarme esta noche, y a ella no la conozco de nada, por lo que será más fácil contárselo todo, sin miedo.
—Resulta que... yo estaba casada —digo susurrando, y la miro. Está atenta, muy atenta—. Roberto se llama mi marido. Ex-marido. El matrimonio terminó fatal y nos divorciamos hace dos meses.
—¿Qué pasó?
—La secretaria fue lo que pasó.
—¿La tuya o la suya?
La miro extrañada. ¿Cómo puede pensar que he sido yo la que se ha liado con la secretaria? Me hace un gesto con la mano al ver mi cara de desconcierto, me pide disculpas y me anima a seguir contando la historia.
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Lola y Maura
RomanceA Maura tan solo le bastó un... empujoncito, para aparecer en la vida de Lola.