—Entonces, ¿mañana es el gran día? —pregunta Reme arqueando las cejas—. ¡Por fin!
—No he dicho que vaya a serlo, no sé qué va a pasar.
—Está claro que has quedado con él y que parece que tus intenciones son buenas. Las de él desde luego que lo son —añade Liv—. Mañana tendrás uno de los mejores orgasmos de la historia.
Me tapo la cara con las manos y siento las mejillas arder.
—Ese tío te tiene tantas ganas —sigue diciendo Reme—, que va a dejar a Roberto por los suelos.
—Cabe destacar que Lola lleva meses sin sexo —dice Liv—. Así que, sí. Para ella va a ser una resurrección.
—¿Os podéis callar ya, por favor? —estoy tan colorada que me duelen las mejillas.
—Espero que no se te haya olvidado cómo chupar una... —dice Liv, pero se ve interrumpida por mi mano contra su boca.
—¡No lo digas! —gruño.
No quiero escucharla, no me gusta que hablen de sexo, ni del sexo que voy a tener con un «extraño». Es de lo más raro escuchar esas palabras salir de su boca. Antes sí que nos contábamos detalles y le decía las maravillas que Roberto conseguía, pero no, no me apetece seguir esta conversación, bastante les he dicho ya. Lo que me estoy saltando es que, todavía no estoy segura de querer quedar con él para... echar un polvo.
—Os voy a contar una cosa —digo, sin estar muy segura de lo que estoy haciendo. Las dos me miran fijamente, con los ojos muy abiertos.
—¿Qué?
—¿Te casas con ese tío? —bromea Liv—. ¿Os gustáis tanto que ya vais directos a la boda?
—Me tengo que comprar un vestido bonito si es así —Reme le sigue la corriente.
—¿Cómo me voy a casar? —las miro y, por un momento, siento que la he cagado y que no debo de hacerlo, pero lo suelto igualmente—. He estado conociendo a una chica muy maja.
—¿Una chica?
—¿Maja?
—¿Y eso? —pregunta Liv.
—Es... fruto de una casualidad —les digo sin ser capaz de mirarlas a la cara, me estoy poniendo roja como un tomate de nuevo—. Se cruzó en mi camino y desde entonces me está ayudando bastante.
No quiero entrar en detalles del día que la conocí, con ellas no.
—Me está ayudando a pasar página —susurro—, y muy implicada, la verdad. Me está ayudando a conocer a Javier, a dar el paso, al igual que lo estáis haciendo vosotras.
—¡Vaya, que tiene una amiga nueva y no nos lo quería decir! —Exclama Liv haciéndose la ofendida.
—Es una chica estupenda —digo, con una sonrisa—, alocada, divertida, espontánea... me gusta quedar con ella porque nunca sé lo que va a pasar. Es emocionante.
Mis amigas analizan minuciosamente mi rostro, en silencio, y me dejan seguir hablando.
—Total, que cuando tenga más confianza con ella os la presentaré.
—¡Claro que sí! —dice Reme—. Si se lleva bien contigo, se llevará bien con nosotras.
Luisa llega casi sin aliento, nos saluda y se sienta junto a mí. Reme y Liv no tardan ni dos segundos en darle la nueva noticia.
—¿Tú sabías que esta tiene otra amiga? —Liv me señala con el dedo.
Luisa y yo nos miramos y en mi mirada puede leer un claro: «no digas que sí lo sabías, por favor». Para mi suerte, mi conexión con Luisa es enorme y me sigue la corriente.
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Lola y Maura
RomanceA Maura tan solo le bastó un... empujoncito, para aparecer en la vida de Lola.