Nada más llegar a casa me enfundo en mi pijama, me tumbo en el sofá y agarro el móvil. Una notificación en la pantalla, es Javier:
Javier:
Estoy triste. No me has hablado.
Lola:
Lo siento, me han surgido cosas.
Javier:
¿Mejores que yo?
Lola:
Imprevistos.
Javier:
Has dicho que me hablarías cuando salieras de trabajar.
¿Tantas horas trabajas al día?
Lola:
jajajaja perdóname.
De verdad que me han surgido unos imprevistos.
Javier:
Bueno, te perdono
si me das tu número de teléfono.
Por las molestias de la eterna espera.
Lola:
No tan rápido, señorito.
Javier:
¿Qué más tengo que hacer?
¿Tenemos que vernos en persona para ganármelo?
Lola:
Quizá. Así compruebo que eres el buenorro de la foto de verdad.
Javier:
Vaya... no te crees que sea yo.
Lola:
Cuesta creerlo.
Javier:
Podría decir lo mismo de ti.
Lola:
Anda ya...
Javier:
Invítame a una cerveza.
Lola:
¿Cuándo?
Javier:
Ahora.
Lola:
¿Ahora? ¿Estás loco?
Javier:
¿Por qué no? Tampoco es tan tarde.
Lola:
Mañana trabajo. Y me he puesto el pijama.
Javier:
Pues te lo quitas. Quiero decir... para salir.
Lola:
No, soy demasiado mayor para estar a estas horas en la calle.
Javier:
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Lola y Maura
DragosteA Maura tan solo le bastó un... empujoncito, para aparecer en la vida de Lola.