Extra #1: Una Búsqueda Implacable de Cumpleaños

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Félix estaba sumamente agradecido y contento

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Félix estaba sumamente agradecido y contento. Después de tantos años de incertidumbre e inestabilidad, por fin había llegado a una etapa de su vida en la que se sentía pleno y seguro.

Su relación con Hyunjin era preciosa; no diría que perfecta, porque aquello era imposible. Pero incluso en momentos difíciles, ambos tenían la madurez y el nivel de compromiso suficiente como para manejar las cosas de la mejor manera.

Le encantaba su profesión y el poder estar presente a diario trabajando junto a sus compañeros, atendiendo a los clientes y haciendo lo que más amaba, lo llenaba de satisfacción y orgullo.

Ni hablar de lo bien que Minho se había adaptado a la escuela. Su bebé se veía animado, insistía en no perderse ningún día de clases y la emoción en su voz era palpable cada vez que les contaba acerca de lo que aprendía y sus aventuras con sus amigos.

No lo negaría, al principio, cuando Hyunjin le había hablado sobre sus diagnósticos, Félix se había preocupado un poco por la clase de situaciones en las que podrían verse implicados debido a su infantil y desinhibido sentido de la diversión; pero hasta ese momento, no habían recibido ningún reporte demasiado preocupante.

Esa fue la razón por la que Félix decidió celebrar el cumpleaños de Minho de una manera especial.

—¿Estás seguro de hacer esto? Maldita sea, Lixie. Es la primera vez que temo por mi vida. — por décima vez en lo que iba de la tarde, Félix se dedicó a ignorar a Haechan que no estaba muy entusiasmado con su idea.

—Ya te dije que sí. No insistas. — declaró, mirando de reojo a su hermano. — Además ya es muy tarde. Hyunjin y Minho ya fueron por los niños.

Haechan dejó escapar un gemido lastimero, mientras observaba a su sobrino Jisung y a Hannie jugar con montones de legos en la sala de estar, acompañados de Chenle que jugaba con un iPad recostado sobre el sillón.

Félix había tenido la idea de organizar una pijamada en su departamento e invitar a todos los amiguitos de Minho, tanto los del edificio, como los de la escuela. Habían despejado lo más posible la sala y Haechan la adornó con globos, carteles, serpentinas y cortinas de colores.

Además, había colocado colchones, mantas y almohadas para que los niños disfrutaran viendo caricaturas mientras degustaban toda clase de bocadillos preparados por Félix y Jeongin y que estaban preciosamente acomodados en una larga mesa decorada con motivos de gatos, a elección de Honnie.

—¿Sabes qué? — dijo Haechan de repente, manos en la cadera y clavando la mirada en su hermano menor que decoraba el lindo pastel de tres torres. —Iré a casa de Seungmin y le pediré que esté de guardia, no llevaré en mi consciencia la muerte de ningún infante.

Félix liberó una carcajada al escuchar el dramatismo en la voz de su hermano. La verdad era que él jamás se habría atrevido a semejante idea sin antes cubrir todas las bases de antemano. Ya le había pedido a Seungmin su ayuda en caso de presentarse alguna emergencia y Changbin les prestó dos extinguidores de la estación, además de haber colocado una manguera que subía a través de la escalera contra incendios hasta su balcón.

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