Un ardiente paseo

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Cualquiera pensaría que por la hora el parque se encontraría desierto

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Cualquiera pensaría que por la hora el parque se encontraría desierto. No en Seúl, Corea del Sur. Había montones de personas haciendo lo mismo que ellos habían ido a hacer. Desde pequeñas familias, hasta grupos de amigos y la típica alma solitaria.

Los carritos de comida estaban en pleno apogeo, despachando órdenes y gritando nuevos pedidos, mientras que los ciudadanos comían y bebían entre conversaciones y risas.

Mark y Jeno se ofrecieron a ir por las órdenes de tteobokki mientras que Hyunjin iba con Jaemin por las bebidas y Haechan, Félix y Minho buscaban una mesa en donde pudieran sentarse y comer en paz.

Al cabo de media hora, el grupo ya se encontraba degustando el delicioso platillo, acompañado de las cervezas que habían conseguido en la tienda de conveniencia más cercana. Minho comía con la ayuda de su papá, sin soltar la cajita de jugo de frutas que Hyunjin había comprado para él, ya que Haechan había amenazado con quitársela porque todavía tenía sed y Jeno no lo dejaba comprar más cerveza.

Cuando terminaron, todos decidieron caminar un rato por los alrededores, esperando digerir más rápido su snack nocturno para así poder dormir apenas llegaran a casa.

Al pasar por una cancha en donde un grupo de chicos jugaba basquetbol, Mark lanzó el reto de unirse al juego, siendo acompañado por Jeno, Hyunjin y Félix, quién no estaba del todo convencido de dejar a su hijo bajo el cuidado de Jaemin y Haechan. Pero como Jeno les hizo prometer que estarían alerta, terminó por acompañarlos.

—¿Puedo ir a jugar allí? — preguntó Minho al cabo de unos minutos, señalando la zona infantil de juegos en donde otros niños también compartían acompañados de sus familias.

—Está bien, pero ni se te ocurra alejarte, ¿entendido? — le hizo prometer Jaemin antes de dejarle ir, asegurándose de que el niño obedecía su petición.

Jaemin y Haechan se ensartaron entonces en una larga charla-discusión acerca de la relación de Haechan y Mark, terminando un poco-bastante entretenidos en ella, sin siquiera notar el momento en el que Minho desaparecía de su vista durante breves segundos.

—Lo único que te digo es que es tonto que sigan separados, las cosas ya están claras y sabes que Mark jamás te engañó... — opinó Jaemin, cuando Haechan intentaba darle razones de porqué se negaba a regresar con Mark. —Y sé perfectamente que lo extrañas, maldita sea, seguramente te estás quemando por dentro, tanto como esa estúpida carriola de bebé en llamas...

—¡Claro que no estoy ardiendo en deseos de volver con él! — refutó Haechan avergonzando, cayendo en cuenta de lo último mencionado por su amigo. —Espera un momento, ¿Carriola en llamas, dijiste?

Jaemin asintió en respuesta, haciendo una señal con sus labios para que supiera hacia donde mirar. Haechan sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando notó la linda carriola en tonos celestes arder en llamas en un área un tanto apartada de la zona infantil.

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