¡Bienvenido al #030825!

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—Minho, cariño, deja de jugar con las velas y los fósforos y ve a la sala a ver caricaturas

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—Minho, cariño, deja de jugar con las velas y los fósforos y ve a la sala a ver caricaturas. Sabes que no debes estar en la cocina mientras papi cocina. — el niño hizo un gesto enfurruñado por la interrupción, pero no dudó en obedecer lo dicho por su padre.

Dejó las velas, los fósforos y el envase de desodorante ambiental en spray sobre la mesa de la cocina y se dirigió dando saltitos hasta el sillón, en donde se acomodó con su gato a ver los nuevos episodios de The Simpsons hasta que llegara el momento de salir.

Félix dejó escapar un suspiro desganado, ni siquiera había notado el spray en manos de su hijo de cinco años. Nada peligroso si se tratara de un niño normal, pero, cuando se trataba de su pequeño Minho, ese mismo envase de spray se convertía en una potencial arma para causar un incendio.

Sabía que debía llevarlo a terapia lo más pronto posible, antes de que la piromanía infantil que padecía según el diagnóstico de Seungmin, su amigo y pediatra de Minho, se agravara. Pero, entre la renta, la comida y los servicios, no era como si el dinero le sobrara en cantidades exuberantes. Félix podía contar con la ayuda de sus hermanos y sus padres, estos siempre habían sido un pilar de apoyo para él, pero, realmente no quería preocuparlos.

Félix era el menor de tres hermanos: Jeno era el mayor, después seguía Donghyuck o Haechan, y después estaba Félix. Por ser el menor, y el más tierno según sus padres, Félix siempre fue consentido y mimado. Por lo menos, hasta que nació Minho y toda la atención fue para él.

Tan amado que, cuando le dijo a su familia que era gay —al igual que sus hermanos mayores— y que había embarazado por accidente a una chica después de una borrachera épica, estos simplemente lo felicitaron diciéndole que no tendría que preocuparse por la mierda del proceso de adopción de Corea del Sur.

Félix no conocía a la chica en lo absoluto y cinco años después aún seguía sin recordar cómo había terminado acostándose con ella. El punto es que, nueve meses y una prueba de ADN después, Félix se convirtió en padre soltero de un pequeño al que nombraron Lee Minho.

Dos años después, recibieron la noticia de que la madre de Minho había muerto en un accidente automovilístico en el que los pasajeros e incluso el conductor iban borrachos. A pesar de no tener ningún tipo de relación romántica con la chica y de que solo se vieran los días en los que se encontraban para entregar o recoger a Minho porque compartían la custodia hasta ese momento, Félix se sintió realmente triste al saber de su muerte y se propuso cuidar a su hijo con tanto amor que este jamás resentiría la pérdida de su madre a tan corta edad.

Al respecto, su familia simplemente le dijo que viera el lado bueno de las cosas: no tendrían que compartir más la custodia del pequeño con una posible residente de Alcohólicos Anónimos. Félix no sabía si eran jodidamente positivos o si de plano, su sentido del humor era más negro de lo habitual.

Debido a la creciente pasión por el fuego de su hijo, Félix se había visto obligado a trabajar desde casa. Minho había sido expulsado de un número absurdo de guarderías y Félix no quería exponerlo al posible estigma que su condición actual podría provocar.

Sucursal Infernal: Edificio 030825 (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora