¡Papi es mío!

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—¡Ahora sí, Lixie! ¡Encontré al hombre perfecto para ti! — Félix dejó escapar un bufido cuando escuchó a su hermano decir aquello por décimo tercera ocasión en los últimos cuatro meses

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—¡Ahora sí, Lixie! ¡Encontré al hombre perfecto para ti! — Félix dejó escapar un bufido cuando escuchó a su hermano decir aquello por décimo tercera ocasión en los últimos cuatro meses.

—Has dicho lo mismo de los últimos tres. ¿Tengo que recordarte cómo terminaron cada una de las citas a ciegas que concretaste en esa estúpida app? — contestó Félix, fastidiado ante la obsesión de su hermano por conseguirle un novio.

Según Haechan, su zona íntima debía ser un homenaje a la temporada de Halloween. Por la cantidad de telarañas que seguramente había acumulado por la falta de uso.

—Un anciano pervertido fingiendo ser 45 años más joven, un imbécil casado y con cuatro hijos que ni siquiera había salido del closet... — empezó a relatar Jeno, el mayor de los hermanos Lee, que acababa de llegar al apartamento y caminaba en dirección a la cocina en donde se encontraban sus hermanos menores acompañados de su sobrino que coloreaba sobre la mesa del desayuno. —¡Y no podemos olvidar al último! Un maldito ex convicto con cargos por acoso y distribución de drogas.

—¡Al que Jeno tuvo que golpear cuando intentó pasarse de listo! — recordó el menor de los tres. —Y sin hablar de la fianza que tuvimos que pagar...

—Lixie, literalmente le pagaste a Bangchan con una bandeja de brownies y una docena de galletas de chispas de chocolate. — expuso Jeno, con burla impresa en la voz.

—¿Y quién soy yo para determinar el precio de su trabajo? — ambos hermanos rompieron en carcajadas cuando recordaron al jefe de la estación de policía local, atragantándose de postres en las escaleras antes de llegar a su apartamento. Su pareja se tomaba muy en serio sus niveles de ingesta de azúcares, no dudando en restringirlo cuando su habitual insomnio hacia aparición.

—¡Suficiente! — reclamó Haechan, indignado porque no apreciaban sus esfuerzos. —Quizá me haya equivocado en un par de ocasiones, pero al menos estoy tratando. ¡¿Pueden ustedes decir lo mismo?! Sino hacemos algo pronto, veremos a Minho casarse antes de que Lixie siquiera tenga una cita decente.

—¡PAPI ES MIO! — reclamó Minho, como cada vez que veía a alguien mínimamente interesado en su padre.

—Tu, cierra la boca, pequeño bastardo. No creas que he olvidado que espantaste al último prospecto decente que tuvo mi pobre hermano en años.

—¡Déjalo en paz, idiota! — regañó Félix y haciendo uso de una espátula, le dio un golpe en el antebrazo a su hermano que chilló con dramatismo.

—Sigues culpando a Minho, pero estoy seguro de que el tal Eric se espantó cuando supo que Lixie tenía un bebé...

—Jeno, abre los malditos ojos por una vez en la vida. El pequeño bastardo le incendió los pantalones por debajo de la mesa al pobre hombre mientras cenaban.

—¡Haechan, por favor, Minho jamás haría algo así! — defendió el mayor de los Lee.

Enternecido por la lealtad o estupidez de su hermano mayor, Félix depositó un beso en sus mejillas y siguió con su tarea de decorar cupcakes, mientras que Haechan estaba al borde de arrancarse los cabellos de la frustración. A este punto, Minho podría incendiar el edificio frente a sus ojos y aun así Jeno seguiría diciendo que su sobrino era un angelito inocente.

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