Mudanza temporal

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—¡Ni siquiera lo pienses! — una almohada se estrelló en la cara de Haechan, cortesía de Félix, cuando sugirió aquella idea tan vergonzosa

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—¡Ni siquiera lo pienses! — una almohada se estrelló en la cara de Haechan, cortesía de Félix, cuando sugirió aquella idea tan vergonzosa.

—¡No seas idiota, Lixie! — reclamó el mayor de los dos. — ¡Estarás viviendo con el bombón ardiente, tienes que aprovechar la oportunidad!

—¡Solo será temporal! — le recordó. — ¡Ni loco llevaré eso conmigo, pensará que intento seducirlo!

Haechan le dirigió una mirada reprobatoria a su hermano menor quien se negaba a empacar el conjunto de lencería rojo sangre que le había regalado en su último cumpleaños junto a una caja de condones, lubricante de fresa y una cita ciegas en su app de solteros favorita.

La cita fue un fiasco, el lubricante y los condones terminaron en la mesita de noche de Haechan y Mark y la lencería que tanto se esforzó en escoger casi terminó en llamas por obra de Minho, que se cabreó cuando Haechan le dijo que esa ropa era para que Félix le consiguiera un nuevo papá.

—¡Esa es la idea, idiota! — aclaró Haechan, con gesto condescendiente. — ¡Lo enamoras, te acuestas con él, te embarazas y luego tendrán que casarse! Es un plan infalible que le ha funcionado a media población femenina de Corea del Sur.

—Fascinante plan... — balbuceó Félix, con furia impresa en la voz. — Aunque hay un pequeñísimo detalle que, al parecer, no has tomado en cuenta.

—Si te preocupa no lograr seducirlo o que no quiera responder por la criatura, no te preocupes. Hay un montón de libros sobre seducción en casa de Jaemin y Mark siempre estará dispuesto a tomar un nuevo caso por la familia.

La ceja derecha de Félix temblaba en indignación, intentando refrenar el habitual impulso de lanzarse sobre su hermano y jalarle el cabello.

—¡SOY UN HOMBRE IDIOTA, NO ME PUEDO EMBARAZAR! — gritó en respuesta, tomando otra almohada y lanzándosela a Haechan que la esquivó al último segundo.

—Ni siquiera quiero entender de qué estaban hablando. — murmuró Mark, entrando a la habitación de Félix para ayudarles a llevar las maletas con la poca ropa que no apestaba a humo a casa de Hyunjin y mirando con preocupación la lencería en manos de su novio y el gesto enfurruñado de su cuñado.

—¡Makku, ayúdame a convencerlo! — exclamó Haechan, saltando a los brazos de su novio con dramatismo. —Le dije que se lo lleve para que seduzca al bombón ardiente y no quiere.

—Bueno, no es como si lo necesitara. — opinó Mark con gesto burlón, quitándole la lencería de las manos a Haechan y guardándola en su bolsillo. — Bastante idiotas uno por el otro ya están.

Haechan refunfuñó por un rato más hasta que se rindió y decidió unirse a su hermano y a su novio para terminar de empacar las cosas que hacían falta, no sin antes insistirle a Félix que no dejara al bombón ardiente escapar, porque prospectos así no encontrarían ni en las apps premium de citas.

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