Entre la espada y la pared

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Convencer a Lee Sooman de que todo lo que había visto eran eventos únicos que nada tenían que ver con el diario vivir de los habitantes de ese lugar fue una tarea en extremo dificultosa

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Convencer a Lee Sooman de que todo lo que había visto eran eventos únicos que nada tenían que ver con el diario vivir de los habitantes de ese lugar fue una tarea en extremo dificultosa. El agente de bienes raíces se veía consternado, empezando a convencerse de que los rumores sobre la reputación del edificio no solo eran ciertos, sino que se quedaban cortos comparados con la realidad.

Aun así, decidió darle una oportunidad más, haciendo uso de su ambición por aquel edificio como aliciente. Al llegar al tercer piso y notar que este estaba tranquilo, sintió más seguridad acerca de su decisión.

El equipo continuó entonces con su recorrido, revisando la arquitectura, el cableado eléctrico, las redes pluviales, entre otras cosas. Estaban inmersos en su tarea cuando un chico alto, de cabellos negros, lleno de accesorios y pendientes apareció. Mantenía el ceño fruncido mientras les dirigía una mirada prejuiciosa, murmurando un seco "buenos días" y lanzando bolsa tras bolsa de desechos por las ventanas.

—¡SEÑOR HWANG! — exclamó Park Jinyoung, al presenciar la acciones de su inquilino más reciente. Hyunjin ignoró sus palabras y se sentó junto a las escaleras que conducían al piso de abajo, sacando varios utensilios de los bolsillos de su chaqueta.

Había una jeringuilla, además de un pequeño mechero, una cuchara y un envase de vidrio con una sustancia en polvo de color blanco. A continuación, encendió el mechero, vertió de la sustancia en polvo sobre la cuchara y la llevó hacia el mechero en donde empezó a quemarse.

—¿Bin? — llamó Hyunjin de repente, mientras continuaba su tarea de quemar la sustancia en el mechero con la ayuda de la jeringuilla e ignorando completamente a su público, que lo observaba casi que conteniendo la respiración. —Estoy harto maldita sea, ya no puedo más. Debí hacerlo antes, no sé por qué no lo hice...

Los visitantes miraban de un lado a otro, intentando localizar al tal "Bin" con quien conversaba el chico pelinegro. Hyunjin apagó el mechero y tomó la sustancia que se había tornado oscura, succionándola con la jeringuilla. La sustancia no tardó en ser introducida a su cuerpo a través de una de las venas de sus brazos, mostrando una expresión de completa euforia cuando al fin logró su cometido.

Hyunjin se puso de pie, tembloroso y apoyándose contra la pared, para lanzar la jeringuilla por la ventana. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, mientras que se apretaba la zona en donde se acababa de inyectar.

—¡LO HICE, ME DESHICE DE ELLOS! — gritó enloquecido, sosteniéndose la cabeza a medida que trastabillaba hacia la ventana. —¡AL PEQUEÑO BASTARDO LE GUSTABA EL FUEGO, BIEN, FUEGO SERÁ LO ÚLTIMO QUE ÉL Y SU PAPI VERÁN ANTES DE MORIR CALCINADOS!

El Sr. Park dio un grito aterrado cuando llevó su mirada hacia las escaleras que conducían al cuarto piso y vio el humo que empezaba a escapar por la rendija de la puerta del apartamento que ocupaba el menor de los hermanos Lee junto a su pequeño demonio. El hombre reaccionó cuando escuchó los gritos que rogaban por ayuda y la risa maniática del niño que, al parecer, disfrutaba de las llamas que Hyunjin confesó haber provocado.

Sucursal Infernal: Edificio 030825 (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora