—Mateo, tengo sueño déjame dormir— me tape de nuevo con las sábanas.
—Valentina, ¿con quién estabas anoche?— interrogó de nuevo.
—Te dije que me quedé con Martina, ¿te lo vuelvo a repetir?
—Si, estoy seguro de que estuviste con otra persona, te conozco muy bien, no le sabes mentir a mamá— regaño.
—¿Y tú si?— me quite las sábanas. —Si, estuve con Jude, Jude Bellingham, ¿feliz?— frunci el entrecejo.
Me miro seriamente, mi hermano era lo suficientemente celoso o sobreprotector como para molestarse por eso, siempre había sido asi, pero jamás me delataba por las cosas que podía hacer a escondidas de mi padre que era el que nunca dejaba que hiciera lo que yo queria, todo lo contrario con mi mamá que ella siempre me daba la razón o me ayuda a hacer cosas que a mí padre no le gustan o no me lo permite.
—Valentina, ¿estás loca?— hablo molesto. —¿Que hubieras hecho si te graban saliendo con ese futbolista y mi papá se hubiera enterado?— rodó los ojos.
—Estaba muy borracha no me acuerdo cuando salimos, solo se que me llevo a un hotel para no dejarme tirada hay en la discoteca— suspiré.
—Valentina te estás pasando con tus cosas, pareces una niña inmadura— murmuro.
—Mateo, solo te voy a decir una cosa— me levanté mirándolo fijamente. —Que yo empiece a preocuparme por mi y por mi entorno no es propósito que me regañes, tu nunca lo pudiste hacer porque le tenías miedo a papá, por eso te pones a la defensiva conmigo— hablé tranquilamente.
—Jamas le eh dicho a papá todo lo que tú haces— refutó.
—¿Todo lo que eh hecho?— rei descaradamente. —Si a todo lo que eh hecho te refieres a estudiar, matarme en los exámenes, preliminares, encerrarme en mi cuarto 24/7 para aprenderme todo lo que dice un libro. ¿Y trabajar para ganarme mi propio dinero?, no seas chatajista— alce un poco la voz.
Me daba cuenta que Mateo estaba empezando a tomar en cuenta las acciones de mi padre. Obviamente es porque el era el único ejemplo hombre de la familia a seguir, pero igual no estaba bien.
—Tambien eh hecho lo mismo toda mi vida, pero no me rebajo a salir de fiesta y emborracharme como una loca— protesto.
—Mateo, bájale dos. Primero no me insultes, segundo, hago lo que me de la gana mientras tú no me mantengas, tercero, tu solo estás ardido por no poder hacer lo mismo por el miedo que le tienes a papá— rodé los ojos. —Ahora salte de mi habitación.
Señale la puerta desviando la mirada, me sentía molesta por su actitud, era absurdo ponerse de esa manera por el simple hecho de por primera vez emborracharme.
Mateo soltó un bufido y se levantó para salir de mi habitación cerrando de un portazo.
Lade mi cabeza y volví a acostarme a dormir un rato, una siesta no daña a nadie.
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